Con este DVD pondrían final a la serie Mind en un concierto de 120 mtos grabado en su Suecia natal. En parte podríamos considerar que el trabajo continúa de la línea creada en el anterior vol 4, algunas sofisticadas canciones en la voz de Mariette Hansson, cortes paranoicos a la Crimson moderna, e instrumentales indefinidos. Como dije en el anterior, la línea es más impersonal que antaño con un sonido cercano al post rock, incluso al rollo indie. Podría ser cualquier grupo actual con la característica frialdad de los tiempos que corren.
El volumen 1 y su aventurera música ya queda muy lejos y el sello de marca Isildurs parece desvanecerse en aras hacia no sé donde y vuelve esa habitación gris y opaca donde la luz no trasluce y mucho menos alguna esperanza. Las melodías son tristes, apagadas y hasta depresivas. Hay una sensación de muerte y desesperación y de locura contenida. La instrumentación ya no vibra como antes. Ahora se arrastra por fangos y moho y la guitarra solista no inspira nada inocente. La música es opresiva y carente de brillo expresivo. Ideal para chavales sin futuro y sin esperanza. El pretendido lirismo es angustia que se sienta en el suelo con la espalda apoyada a la pared y con la capucha de la sudadera de algodón húmedo sin retirar de la cabeza en brazos caídos y rostro pálido de un mal viaje. Botellas vacías en el suelo y colillas mal apagadas. Veo esa imagen al escuchar muchos tramos de este disco: humedad, oscuridad y frío. Los ocasionales arreglos de cuerda le dan cierta dignidad en algunas partes, pero la tristeza lo acapara todo. Los títulos son elocuentes: Jaula, Pérdida, Rabia, Sin Gracia etc… Me recuerda a otras épocas de juventud cuando el alma todavía no estaba tan endurecida como ahora y era proclive al llanto, porque el humor irreverente y el maravilloso escepticismo, aun no nos habían sanado.
Afortunadamente algunos segmentos de la segunda parte del concierto dan rienda a clásicos de Isildurs y volvemos a encontrarnos con una selección de temas del Voyage y con la música enrevesada instrumental, y aunque vuelven de vez en cuando a la abulia de las canciones, el equilibrio de música pura, va amortiguando solo en parte lo que en un porcentaje demasiado amplio es música gris. En general falta vida y aun con todos sus claroscuros, más oscuros que claros que conste, todo está muy bien hecho, porque son buenos músicos, pero uno espera mucho más y confiemos que esté por llegar. La música es el reflejo de los tiempos y aquel “no future” que anticipó la dramática y paranoica música de Peter Hammill en los 70´s, hoy casi amable en comparación, ha superado con creces las perspectivas.
Alberto Torró
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