Aquí concluye la segunda parte del año 1.982, tanto con discos sobresalientes en calidad pero no en éxito de masas como con obras que coronaron lo más alto de los más altos puestos a nivel mundial:
-Tercero del "comeback" de los cuatro grupos de los que ya hablé en este especial la semana pasada.
Nadie podía quitarle a Jethro Tull sus millones de fans, sus millones de discos vendidos, su reconocimiento mundial por obras capitales del "rock" como fueron "Thick As a Brick" y "Aqualung"...en fin, su sitio en el Olimpo como dioses del "rock" (en varias ocasiones he dicho que Jethro Tull es la banda más grande de "rock" que ha existido)...pero la llegada de los '80 no trajo precisamente una época de opulencia.
Aparte de este disco que nos ocupa y el posterior "Crest of a Knave" no hay mucho destacable en esta década para los ingleses. Tras el muy controvertido "A"éste no lo produjo Ian Anderson, sino Paul Samwell-Smith, anterior bajista de los Yardbirds, y a las filas se había incoporado el teclista Peter-John Vettese (¡al que todos le debemos mucho!), pero Anderson fue el que se encargó de los teclados aquí, así que el resultado fue mejor. Así, en "The Broadsword and The Beast", sacado el 10 de Abril a la calle, encontramos la mejor mezcla del "folk" que siempre caracterizó al grupo (bueno, a lo que quedaba del grupo) con sonidos modernos muy vanguardistas basándose en la melodía de los teclados y una estética que nos lleva a leyendas mitológicas, a historias épicas llenas de fantasía y a revivir el espíritu de J.R.R. Tolkien. Los temas que encontramos van sobrados de virtuosismo y comercialidad a partes iguales; esto último no llega a ser un hándicap (excepto por "Watching Me, Watching You"), sino que otorga una belleza plausible a las canciones y las dulcifica en cierto modo para que sean muy accesibles.
La exquisita "Fallen on Hard Times", "single" que llegó al 20 en el Billboard Hot 100, lo demuestra, así como la potente apertura "Beastie", la épica "Broadsword", la preciosa "Flying Colours" o la intensa y bellísima "Pussy Willow". Además fue grabado gran cantidad de material para hacer un álbum doble, pero sólo quedaron 10 canciones en el resultado final (olvidémonos de "Watching Me, Watching You"). A las mencionadas podríamos añadir "Too Many Too", "Drive on the Young Side of Life", "The Curse" o "Jack Frost and The Hooded Crow" y no habrían desentonado para nada en el LP.
La voz de Ian Anderson y la guitarra de Martin Barre seguían ofreciendo mucha fuerza y expresividad en cada composición, lo que les valió para subir puestos hasta quedarse en el 19.º en EE.UU., donde consiguieron Álbum de Plata, cosa que fue bien recibida, ya que no pasaron del 30.º con el infame "A".
¡Qué poco le duraría ese atisbo de inspiración a Anderson, para hacer lo que hizo los dos años siguientes!, pero no importa, "he was never too old to rock 'n' roll if he was too young to die!".
-La historia de un disco construido alrededor de una canción, y de una canción construida alrededor de una película, así empezó la leyenda de los de Chicago.
¿A ver quién no ha oído mil veces ese "riff" que crea expectación y que trae varios golpes de batería, para dar paso a "Rising up!, back on the street! Did my time, took my chances!" a la vez que nos viene a la cabeza la imagen de Sylvester Stallone en su papel de Rocky? Sí, así fue como Survivor hizo historia.
El actor, que había escuchado "Premonition" y había quedado encantado con la banda, acordó que ellos tenían que grabar un tema para su película "Rocky III". En tres días (cosa curiosa) "Eye of the Tiger" estuvo lista, Stallone tuvo su canción y Survivor ni imaginaron lo que habían hecho. Gracias a aquella composición llegaron a lo más alto. El "single" se quedó en el n.º 1 del Billboard por seis semanas, fue la canción más votada de los People's Choice y Dave Bickler ganó un Grammy a la mejor interpretación.
Así nació el disco, que salió el 8 de Junio y llegó al 2.º puesto en el Billboard, que no fue otra cosa que un envoltorio excelente para semejante "hit". Pero aquí hay que tener en cuenta que Survivor no era banda de un sólo tema, aunque casi todos lo creyeron. Es lógico que todo lo demás no estaba a la altura de la emblemática pieza, pero lo que mostraron en el LP era un buenísimo ejercicio de puro "rock" americano ligado al "AOR" más adictivo. El quinteto Bickler/Sullivan/Peterik/Ellis/Droubay no había inventado nada, pero eso sí, explotó como nadie el sonido de la época. Todo en este disco, escuchado hoy, te traslada a los '80, al momento de MAGNUM, Foreigner o JOURNEY.
La guitarra de Frank Sullivan rebosaba energía y los teclados de Jim Peterik edulcoraban el producto final. Así encontramos cosas como el corte "American Heartbeat" o la alegre "Feels Like Love" compartiendo espacio con las más "rockeras""The One that Really Matters", "Hesitation Dance" y "Children of the Night" y las bellísimas baladas "Ever Since the World Began" y "I'm not that Man Anymore".
Por los nódulos que le salieron en la garganta, Bickler se tuvo que largar, pero Survivor siguieron acumulando éxito con futuras composiciones como "High on You" o "Burning Heart", así que ya se puede quitar de enmedio el cliché de "una banda de una canción". Lo que hay que hacer es abrir bien las orejas cuando se escuche este disco en su totalidad...
porque habría quien se lo comprase y no pasó del primer tema.
-"Desde una tierra desconocida y a través de lejanos cielos llegó un guerrero alado. Nada permaneció sagrado, nadie se salvó del Hellion mientras profería su grito de batalla...clamando venganza", rezaba la sentencia de un álbum que un grupo sacó el 17 de Julio, un grupo que se sentía como el águila metálica que aparecía en la portada de su LP: con ganas de arremeter contra el Mundo y hacerlo trizas con sus garras.
Musicalmente lo hicieron. Judas Priest, más que descender de los cielos, se levantaron, se sacudieron el polvo de "Point of Entry" y, lejos de tener que hacer cola, entraron como VIP's a formar parte de lo más concurrido en el Olimpo del "Heavy Metal". "Screaming for Vengeance" fue esa lucecilla que iluminó los ojos de los que se sintieron confusos al ver a los de Birmingham en el videoclip de "Hot Rockin'", de los que vieron como Halford & Co. sufrieron un batacazo con su anterior y "americanizado" trabajo. Este soberbio disco sirvió para corroborar lo que muchos ya supieron con "British Steel": que Judas Priest era la banda de "heavy metal" más grande de La Tierra y que nadie les arrebataría ese título. Pero si alguien lo dudaba esta es la respuesta.
Que no llegó a Platino en EE.UU. y al Top Ten en Inglaterra porque sí. "Screaming for Vengeance" tiene vida propia: suena grande, altisonante, vigoroso, con sonidos afilados y potentes. Los solos de Tipton/Downing son intrincados pero precisos y hechos para que calen como una flecha en los oyentes, la base rítmica de Hill/Holland es aplastante y la voz de Halford está colmada de tal vitalidad y volubilidad que resulta poderosa, atractiva; sensual a veces, violenta en algunos momentos, pero sin dejar de sonar accesible para el público americano de principios de los '80.
La vuelta al "heavy metal" más sólido y consistente había vuelto y con ganas en gemas musicales como la agresiva "Bloodstone", la intimista y oscura "Fever", la veloz y política "Screaming for Vengeance", la épica "The Hellion/Electric Eye" y la electrizante y muy divertida "Devil's Child". Pero sin duda la representativa del momento fue la sucesora del "You don't Have to be Old to be Wise" del "British Steel", "You've Got Another Thing Comin'", "single" que llegó a la 4.ª posición en los Billboard.
Así que sucedió como estaba previsto: cogieron tenedores, cuchillos y servilletas y se comieron el Mundo. Una cosa está clara, los '80 habrían tenido menos categoría si Judas Priest no llega a realizar este "Screaming for Vengeance". Sí o sí; eso es algo que no se puede discutir.
-Cuarto y último grupo del "comeback", parece mentira que una banda que a mitad de sus años dorados se introdujera en el terreno del "rock" comercial, incluso en el "pop" americano, resucitase en 1.982 con el disco más "rockero" de su carrera, y añadiendo que es uno de los mejores: un coche saliendo a toda pastilla con los tubos de escape explotando era la portada de "Twin Barrels Burning", realizado el 28 de Julio.
Y es que la leyenda de Wishbone Ash pareció trastocarse cuando, a partir de 1.974, abandonaron el estilo progresivo y épico que tanto éxito les había dado en sus "Argus" y "Pilgrimage", y se marcharon a América para hacer un "rock" muy comercial, dando forma a lo que posteriormente se llamaría "AOR". Afortunadamente regresaron a sus raíces a la vez que siguieron evolucionando e hicieron discos de muy alta calidad.
Tras el "Number the Brave", con John Wetton al bajo, entra a sustituirle Trevor Bolder y graban un fascinante plástico, ya olvidándose de sus influencias "folk" y progresivas de antaño para despuntar con un cruento y sólido "hard rock", aprovechando el panorama de la N.W.o.B.H.M. de la que ellos eran una clara influencia fundamental de la misma. Lo que nos encontramos son temas breves, de intensos "riffs" de guitarra y ritmo contundente. Puro "rock" del que pone a 100 el tocadiscos sin privar de comercialidad ni accesibilidad al sonido.
Esa tónica la ponen de manifiesto pildorazos como "Streets of Shame", "Can't Fight Love", "Angels Have Mercy" o esa cortante apertura que es "Engine Overheat", que se unen a los cortes melódicos "No More Lonely Nights" y "Hold On" (que bien podrían haber encajado en su "New England" del '76) o a la chulería del "blues""Me and My Guitar".
Andy Powell sonaba como nunca, al igual que la guitarra de Laurie Wisefield y los juegos de batería de Steve Upton, en un LP que llegó al 22 en los "charts" británicos, tras estar un tiempo en puestos mucho más bajos de las listas. Con "Twin Barrels Burning" se redefinieron como excelente banda de "hard rock" y "heavy metal" y volvieron a demostrar lo mismo que Nazareth, Uriah Heep y Jethro Tull: que con más de una treintena también podían hacer "rock" con una calidad tan perfecta como cuando lo hacían 10 años atrás. Eso es algo que no muchos de sus contemporáneos pudieron hacer, así que es más bien envidiable.
-Una banda tiranosáurica del calibre de Blue Öyster Cult siempre goza de tener una discografía rica y variada y canciones que hacen época. ¿Pero qué mejor que un documento en directo para disfrutar del potencial de este grupo que de algún modo también contribuyó a modelar el "hard rock" por aquellos '70 y convertirse en precursor del "heavy metal"?
Ya tuvieron dos directos en 1.975 y 1.978. Este "Extraterrestrial Live", realizado el 1 de Abril, recogía conciertos en varias ciudades de Norteamérica y mezclaba canciones del tour de presentación del exitoso "Fire of Unknown Origin" y de la gira "Black And Blue" que hicieron en 1.980 junto a Black Sabbath.
New York, Florida y Philadelphia fueron algunos de los sitios por donde pasó esta formación y dejó su huella musical impregnada en los oídos de un público que gritaba fuerte su nombre y el de los temas que tocaban en el escenario. Se disfrutan de largas "jams" instrumentales al más puro estilo de los '70, de las perfectas capacidades vocales de Eric Bloom, de los virtuosos solos de guitarra de Don Roeser y de esos sonidos levitantes y psicotrópicos de "space rock" que se sacaba el teclista Allen Lanier de la manga.
Todo esa magnificencia imprimida en la extensa versión del "Roadhouse Blues" de The Doors; en ese inolvidable solo que se marca Roeser en "Veteran of the Psychic Wars" (famosa por aparecer en el film de animación "Heavy Metal", del '81); en la melodía que llevaba el "hit""Don't Fear the Reaper", del "Agents of Fortune" ('76); en la fuerza de aquel primitivo "Cities on Flame with Rock 'n' Roll", del primer álbum del grupo, donde Bloom chillaba "¡rock 'n'!" y el público le contestaba "¡roll!", o la que también se dio entre los rugidos de fondo que se escuchaban cuando empezaba ese estandarte que era "Godzilla", del "Spectres" ('77).
Sería el único disco en directo de los '80 que realizaría Blue Öyster Cult, donde en mitad de la gira fue despedido el batería Albert Bouchard, al que podemos oír en "Dominance and Submission" y "Black Blade", reemplazado por Rick Downey, y que alcanzó una bastante discreta 29.ª posición en el Billboard 200 de EE.UU. Pero eso no importa en absoluto teniendo en cuenta el grupo del que estamos hablando.
Ellos seguirían editando buenos discos en los años siguientes, pero eso sí, metiéndose por derroteros más comerciales, como en el posterior "The Revölution by Night".
Y hasta aquí hemos llegado.
Como dije, ésta no iba a ser igual que las anteriores. Álbumes que para muchos pueden ser repelidos o incluso ignorados junto a otros que hicieron historia en el año en el que fueron publicados.
Para mí la calidad musical que alberga un disco es más importante que la opinión de antaño que le dieran los críticos. Y una buena muestra es el cuarteto nombrado; por encima de modas, años que se echan encima o competentes amparados por la novedad y la juventud, ellos consiguieron salir del atolladero, aunque fuese por un corto período de tiempo, y hacerse con un lugar en la Historia de la música. ¡Que no todo lo nuevo era lo bueno!, y viceversa (sigue pasando hoy en día).
Y ahora vienen otros que también merecen mención. Otros como los alemanes Scorpions, que vinieron ese año pegando fuerte con su "Blackout", cosa que hizo que llegaran al Top Ten; Status Quo aún seguían vigentes en los '80, por supuesto, y ahí está su "1+9+8+2", n.º 1 en las listas inglesas. SWEET también sobrevivían con su "Identity Crisis", Bad Company con su "Rough Diamonds", Golden Earring con su "Cut" y los alemanes Epitaph con "Danger Man". Entre tanto KISS viraron de estilo con su "hard rockero" y aplaudido "Creatures of the Night".
Tres músicos de categoría sacaban trabajos en solitario, como Jon Lord y su "Before I Forget", Jon Anderson y el "Animation", donde se metía en el "pop", o Robert Plant con su "Pictures at Eleven", que llegó a la 2.ª posición en las listas inglesas.
Otros más contemporáneos tampoco se quedaban a la zaga y dieron correctos debuts en sus géneros: en el "heavy metal" tuvimos a Virgin Steele, a TANK con su "Filth Hounds of Hades", a Manowar y su "Battle Hymns" o a los noruegos TNT; en el "AOR" estuvo el "Dawn Patrol" de Night Ranger; en el creciente movimiento del "glam metal" Twisted Sister nacieron con "Under the Blade" y hasta salió Witchfinder General en el "doom" con "Death Penalty". Tygers of Pan Tang sacaron su mejor disco, "The Cage", sonando más comerciales y llegando a buenas posiciones en las listas, y unos finlandeses llamados Hanoi Rocks, hervidero del movimiento "glam metal" ochentero, realizaron su mejor trabajo: "Self Destruction Blues".
En otros ámbitos, Ozzy Osbourne, que hizo el directo "Speak of the Devil", estaba en competencia con Black Sabbath, que sacaron "Live Evil", SAXON se mostraron en plena forma cuando salió "The Eagle has Landed" al igual que el virtuoso Michael Schenker en su "One Night at Budokan" y Genesis también tuvo su éxito con el "Three Sides Live".
Todo esto mientras Osbourne le mordisquea el cuello a un murciélago/paloma en Iowa y su guitarrista se estrella cuando va en una avioneta contra el autobús del tour que hace con Ozzy , es robada la lápida del cantante Ronnie Van Zant, Dio hace su último concierto con Black Sabbath y mientras multitud de estrellas de "rock" se ven implicadas en accidentes automovilísiticos. Un año movido, desde luego.
En España es inevitable nombrar el "Corre, Corre" de Leño y su hebilla de cinturón de la portada y el mejor disco de "heavy metal" que jamás se haya hecho por estas tierras, con un puño atravesando la tapa, que rezaba "Barón Rojo, "Volumen Brutal"".
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