Toda la mitología de Magma se concentra ahora en el profeta extraterrestre Nebëhr Gudahtt y la delirante guerra entre los kobaïanos y los humanos. Mëkanïk forma la tercera parte de una futura trilogía denominada “Theusz Hamtaahk” (tiempo de odio). Esta “saga” inventada en la mente de Vander es complicada de explicar aquí y nos llevaría mucho espacio. Hay información que podéis buscar en la red para el que quiera ampliar conocimientos sobre el mundo del Zeuhl y sus locuras asociadas. Al margen de toda esta parafernalia literaria que puede fascinar a quien guste de cuentos futuristas y distopías extrañas, lo que a mí me interesa exclusivamente es la música y no sus textos y frikismos asociados. En mi caso, siempre ha sido así. Lo que diga una letra de una canción o toda su carga poética o su “mensaje” me ha sido siempre completamente indiferente e irrelevante en todos los estilos de música y los grupos de rock progresivo o no. De hecho, la mayoría de textos prog conocidos o por conocer carecen de sentido o son directamente ridículos o surrealistas. La poesía también lo es para mí, nunca la he soportado. Yo considero la voz humana en música, un instrumento más. El mensaje me es indiferente y casi siempre estúpido. Zappa decía lo mismo, ya lo sé, por eso sus letras solo fueron un encaje fonético asociado al sonido sin más.
Mëkanïk fue lo primero que escuché de Magma después de décadas de haber conocido su existencia, pero sin haberlos escuchado nunca como dije en la intro de esta sección. En un principio fue curiosidad y sin la más mínima esperanza de nada. Pero algo pasó en los primeros segmentos de esta obra conceptual de casi cuarenta minutos. Nunca había oído nada igual y sí, admito que tengo la trilogía desde hace muchos años del Carmina Burana, Catulli Carmina y El Triunfo de Afrodita del compositor germánico del siglo XX Carl Orff y aunque ya hace tiempo que nos las oigo, la combinación de voces corales y percusión obsesiva me fascinaban. Algo golpeó mi cerebro al escuchar “Hortz Fur Dëhn Stekëhn West” y pasó exactamente lo mismo que cuando con 17 años escuché el Tarkus de ELP en 1971, por primera vez o el Phaedra de Tangerine Dream. Una sacudida de emoción extraña y algo conectaba directamente con mis gustos más profundos en música. La energía marcial y épica de la primera pieza de Mëkanïk Dëstruktïw Kommandöh alteró para siempre mi concepto equivocado (imaginario) de Magma. Terminé de escuchar el disco entre aturdido y emocionado. A partir de ahí las escuchas se han multiplicado una y otra vez… “estoy ante una obra maestra de la música”…me dije a mí mismo y me cabree por no haber dado este paso años antes. A partir de este momento me puse al día con toda la discografía de estos franceses y ya es un “sin vivir”. Más quiero más!!!. Entras y ya no sales. De grupo olvidado, a primera línea de mis preferencias y a “la vejez viruelas” otro dicho español de nuestro amplio refranero.
“Mëkanïk” es uno de los grandes hallazgos de los 70´s y pieza fundamental de toda música progresiva que se precie. No hay un antes de este disco lo mires por donde lo mires. Una música desconocida y una “bofetada sonora” en sentido imaginario a todo convencionalismo. Como toda la música de Christian Vander, su gestación fue constante y por etapas. Primero en directo unos años antes como simple esbozo o “experimento” hasta llegar al estudio en 1973. La obra fundamental de Magma es un complejísimo entramado vocal con una rítmica endiablada llena de contrastes, poliritmos, contratiempos, locas armonías, disonancias, hermosas melodías. Sí. No es broma. La música de Magma es hermosa hasta lo indecible y completamente antirromántica sin que por ello suponga un contrasentido evidentemente. Es “espiritual” si quieres, término ajeno en mi caso, porque quien oye, lo hace de manera diferente, y yo mismo, lo hago sin ninguna duda. Para algunos Magma es “la perfección del caos”, para otros “la comunión con el universo” o el “éxtasis divino” aunque no veo a los “happyflowers” escuchando esto ni de coña. A algunos “se la pondrá dura”, a otros “de los nervios” y a mí me da una marcha y una energía completamente antidepresiva, porque un grado de locura sonora es completamente sano y recomendable.
Christian conoció a su futura Stella Vander durante las giras francesas previas a la grabación de este trabajo. Stella era una joven cantante francesa “pop contestataria” de los 60´s con varias canciones y singles editados. Su voz era preciosa, clara y precisa. Hasta entonces Klaus Basquiz se encargaba de la parte más complicada en las voces magmáticas y la incorporación femenina iba a ser fundamental en el universo kobaïano. Así pues el equipo que grabó esta obra fundamental en la historia de la música, quedaría en manos de Klaus Basquit voz y percusiones, Claudel Olmos guitarra, Jean-Luc Manderlier piano y órgano, Terry Lasry y René Garber al metal y vientos, Jannick Top al tremendo bajo, Christian Vander, voz batería, percusiones y órgano y Stella Vander y un cuarteto femenino a las voces y coros. Once miembros que suponen una especie de orquesta de cámara.
La obra se compone de siete cortes: tres en la cara a del vinilo y cuatro en la b. La pieza no tiene interrupción ya en su versión CD y esta composición iría tomando diferentes versiones a lo largo del tiempo cada vez más perfectas y algunas sublimes como veremos más adelante. El vinilo si lo encuentras, es caro, muy caro. Dicho esto, yo no puedo recomendar a Magma a quién no esté por la labor, que serán muchos. Esta música puede maravillarte o irritarte de igual manera. Es una aventura no apta para todos y hay que ser realistas. O lo odias o lo amas. De ti depende. En lo que a mí respecta, ha cambiado mi forma de entender y enriquecido la manera de escuchar música.
Alberto Torró
Temas
01. Hortz Fur Dëhn Stekëhn Ẁest
02. Ïma Sürï Dondaï
03. Kobaïa Is De Hündïn
04. Da Zeuhl Ẁortz Mëkanïk
05. Nebëhr Gudahtt
06. Mëkanïk Kömmandöh
07. Kreühn Köhrmahn Iss De Hündïn
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