El final de década de los 70´s supuso ciertas peculiaridades en algunos grupos de corte prog-sinfónico. La norma habitual fue el abandono “progresivo” en la mayoría de los casos.
Unos hicieron intentos por cambiar de forma en formato canción hacia la simpleza comercial para no ir en contra de las nuevas tendencias y la cagaron en el más amplio sentido del término. Otros optaron por cambiar el estilo, pero manteniendo cierta dignidad y calidad en sus productos (fueron los menos sinceramente). En general todos “acortaron la música”. Adiós a los pasajes instrumentales y a los cambios y bienvenidos los ritmos lineales y las composiciones planas de un par de acordes. En 1979 ya estaba todo perdido en occidente, no así en Japón (como ejemplo paradigmático) donde el rock sinfónico encontró su “reserva espiritual” y se grabaron verdaderas joyas. En el caso de Le Orme, no hicieron como la PFM o Banco con un descarado giro hacia el pop o el tecno ochentero, sino que siguieron haciendo su música, que en realidad siempre había sido una mezcla entre un “pop sinfónico” y un “progresivo amable”.
Pero “Florian” es un disco curioso, difícil de clasificar en una época realmente mala. Completamente diferente al “Storia o Leggenda”, “Florian” utiliza una instrumentación atípica hasta el momento. Las piezas son de un clasicismo absoluto con una instrumentación acústica a base de piano, clavecín y harmonium. Guitarra acústica e instrumentos de cuerda como el cello, el violín y la mandola, incluso incluyen instrumentos muy folk como el bouzouki. Percusiones afinadas como el vibráfono y el glockenspiel. Por primera vez el grupo prescinde de instrumentos electrónicos incluso de batería y parecen más una banda del renacimiento italiano que un grupo de rock.
El disco es una porcelana delicada aislada por completo de las músicas del momento. Voz ensoñadora e intimistas melodías que se reparten en siete cortes impecables, preciosos y como siempre en 31 escasos minutos. Hoy sería un EP. Incluso casi todos los discos italianos de los 70´s podrían considerarse así. Un bálsamo de disco para escucharlo en absoluto silencio y relajación. Por eso al principio os hablaba de “peculiaridades”. Esta es una de ellas y curiosamente de lo menos conocido del grupo.
Alberto Torró
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