Su último disco en estudio “Schack Tati” se grabó ya hace casi cinco años también con un live aparecido en el mismo año y nueve después del anterior. Mucho tiempo y de momento no parece que vaya a tener una continuación.
En 2017 apareció un triple recopilatorio con el 35 aniversario desde que ambos comenzaron a hacer música a principios de los 80´s siendo prácticamente unos niños. Desde luego casi toda una vida juntos, pero desde entonces el 2014 silencio. Con la incorporación de Gustaf Hielm al bajo quedan reducidos a trío.
Existen ciertas diferencias con los discos anteriores porque quizás los temas no sean tan locos y excéntricos como aquellos, aunque hay que apuntar que este sigue siendo un álbum hiper-tecnificado y estudiado al milímetro, con esa técnica sobre-humana que los acredita como rara-avis dentro de las músicas que podríamos considerar más vanguardistas. Es un disco algo más corto y más centrado que los precedentes, pero tan raro y ecléctico como cabría esperar. No falta el sentido del humor en el tratamiento de las voces que son producto de laboratorio: desde voces pitufas infantiles o aumentadas de revoluciones como hacía Frank Zappa hasta experimentos de músicas étnicas imposibles de oriente medio.
Definir su arquitectura compositiva se me escapa y francamente no sabría que decir porque percibo también algún elemento nórdico o eslavo en algunos pasajes. Todo es extraño como siempre. Claro que hay una forma curiosa de hard rock, jazz, fusión, tecno, electrónica, música contemporánea o músicas del mundo, por llamarlo de alguna manera y todo realizado en un complicado esquema instrumental, porque escuchar los teclados y las percusiones en un claro refinamiento sonoro es todo un desafío. También hay un curioso tratamiento melódico que a veces resulta encantador. En realidad, aunque quizás no haya apuntado este aspecto en las anteriores revisiones: “esa cosa agradable” y melódica se encuentra en todos sus trabajos en mayor o menor medida. De no ser así probablemente no me habría atraído tanto la música de estos suecos os lo garantizo. De hecho, las bandas encuadradas en el llamado Rock in Opposition, por buscar alguna ligera semejanza con estos nórdicos, y salvo contadas excepciones, no han sido nunca un plato de mi gusto. Lo experimental puede ser interesante, pero también un coñazo de un aburrimiento insufrible solo para flemáticos snobs o pedantes gafapastas. Aunque si no lo hacen muy en serio y son lo suficientemente estrafalarios y absurdos es otra cosa que me agrada mucho más. Me gusta la música traviesa y con humor y esta pareja ejercitan ambas cosas con soltura. La seriedad y la rigidez en la música cargan más de lo que parece porque generalmente se prescinde de la magia sonora y de lo encantador. En ese sentido la música clásica que también está casi siempre en el trasfondo de todo lo bueno y en las mejores músicas, puede convivir con lo excelso y lo entretenido realmente pero también con lo serio o lo aburrido dependiendo del compositor y la época y lo mismo ocurre con todos los estilos de música.
Mats and Morgan lo hacen difícil es cierto, pero al mismo tiempo también lo hacen atractivo y eso es fundamental en música.
Alberto Torró
Temas
1. Rubber Sky (0:00)
2. Walk Here (2:59)
3. The Swedes (6:15)
4. Mr. Piccand (9:45)
5. Rappel (16:03)
6. Dracul of Nancy (18:17)
7. Tati Bake (20:56)
8. DJ Fetisov (24:38)
9. Vinyls & Pusherman (30:01)
10. The Curse of Knowledge (32:39)
11. Russian Tourists Not in Line (34:59)
12. Schack Tati (37:58)
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