Reconozco que vivir en la época de la información virtual y en lo que a música se refiere, tiene sus ventajas. Hace dos décadas no podíamos imaginar la cantidad ingente de datos y referencias que hoy día puedes encontrar navegando por la red. Desde luego que de lo contrario tampoco podríamos trasmitir la generosa información musical que podemos ofrecer en este blog que como todos sabéis no depende de ninguna tendencia externa ni imposición de modas. Hacemos lo que nos da la gana y nos apetece al margen completamente de los tiempos que corren. Que no son buenos precisamente. Tiempos éstos mucho más empeñados y proclives en “adoctrinar” y vaciar mentes que en ilustrar a los jóvenes millenials que han tenido la mala suerte de nacer en un siglo de retrasados y de neo-inquisidores que solo quieren remitirnos a la edad media y esclavizarnos por mucho smarphone que nos vendan. Pensar es peligroso y ningún estado quiere que pienses. Ya están las redes sociales para evitarlo.
Yo suelo hacer exhaustivas incursiones por la red por ver si alguna banda me sorprende. Evidentemente de rock progresivo y similares que es una enfermedad adquirida con los años difícil de curar pero no contagiosa. Casi siempre como buscar una aguja en un pajar, aunque este dicho sea tan manido y socorrido y la mayoría de las veces para perder mucho tiempo. Naturalmente todo depende de los gustos. Siempre digo que nadie escucha la música de la misma manera ni le produce el mismo efecto. Para unos un infierno puede ser el cielo y viceversa. Lo cierto es que haciendo un balance hoy todo está inventado o etiquetado.
Desde hace varios años como podéis observar hay un alto índice de marketing que se vende como “prog” muy adulterado dentro de las industrias plásticas de pvc o metalúrgicas de los altos hornos del acero. Curiosamente todos vestidos de negro y con poses parecidas. Hay miles de grupos iguales como salidos de una factoría en serie. Luego están los crossover, los alt, los post, los indie, los math, los stoner y toda la parafernalia de etiquetado de lo más curioso. Vale que la oferta es amplia pero no la calidad. Todo demasiado lineal. Alguna rara vez encuentras un tipo normal que se preocupa por hacer música sin necesidad de ultimas tendencias, aspavientos estéticos o ajustarse a las corrientes con híbridos de todo tipo. Pero esto es muy escaso. La industria musical piensa que lo llamativo y “uniformado” vende más y generalmente es verdad, aunque el producto en realidad al final sea tan completamente vacuo y superficial como la cocina de fusión. Añade esta reflexión a todo el arte en general y a todas las cuestiones sociológicas o políticas actuales y verás claramente que hoy todo está basado en el negocio y la falsedad. Es el pensamiento neoliberal del siglo XXI. La mentira es lo único que se vende. Es posible que yo reivindique alguna forma de romanticismo individualista atemporal y por esa razón os doy la brasa con estas cuestiones. La importancia de ser uno mismo es algo tan sencillo y tan fundamental que a veces me pregunto por qué tan pocos se dan cuenta. Si a todo ello sumas el retroceso de libertades y el actual renacimiento de ideologías peligrosas generalmente abonadas por ignorancia, falta de cultura, formación, educación o simplemente por frustración, ocurre que la importancia del individualismo, la autenticidad y la creencia en uno mismo cobran todavía más fuerza. Teniendo en cuenta que el mundo está hecho un asco y va a más, la música - mientras no se la carguen que todo es posible en la viña del señor - nos resulta primordial porque activa las neuronas y la inteligencia al igual que la buena literatura o el buen cine. Sé que es una obviedad lo que digo y lo he repetido varias veces pero debemos recordarlo.
La conciencia de Zeno es una novela que habla de psicoanálisis y de las paradojas del ser humano, pero también es una joven banda italiana que adaptó este nombre para hacer rock sinfónico en la más alta tradición del RPI clásico de los 70´s. Soy consciente de que siempre me remito al taller creativo de los 70´s, pero mi pregunta es: ¿hay alguien hoy en día que pueda superarlo en algo que sea atractivo, innovador y fresco…? La respuesta siempre es un silencio.
Los Ceno se forman en Genova en 2007. Un sexteto con doble teclados al igual que los CAP y con una calidad musical al mismo nivel. El primer trabajo homónimo se grabó en 2011 y colaboraron cuatro músicos más de apoyo en flauta voces y arreglos de cuerda. Las composiciones son de suma complejidad, con todos los ingredientes clásicos habituales de estas tierras donde puedes encontrar gran variedad de recursos melódicos y estilos generalmente a “gran escala” como solemos decir los fanáticos sinfónicos. Las voces son agradables de parte de Alessio Calandriello, en un italiano fluido y cadente, sin los histrionismos que comentamos en otras ocasiones. Las piezas son bastante largas y con un rico arsenal de sonidos de teclado y guitarras más una elaborada y compleja estructura rítmica.
Como digo al principio encontrar hoy grupos con estas características y riqueza armónica, no es fácil entre la marabunta de bandas monótonas y aburridas clasificadas como prog y hay que perder mucho el tiempo. Sí que los hay, pero debes ser paciente rebuscando, seleccionando y descartando de manera muy precisa. Al final merece la pena naturalmente.
Alberto Torró
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