Dicen los psicólogos que los seres humanos decimos de promedio unas cien mentiras al día. Un estudio antropológico defiende la necesidad de la mentira como medio de supervivencia en un mundo basado precisamente en eso: en la falsedad.
Es curioso sin embargo que todos defendamos la honestidad y la sinceridad sin darnos cuenta de que estamos esperando al incauto inocente que se muestre como tal para crucificarlo y apedrearlo sin misericordia. Así somos de encantadores. Pedir honestidad en este mundo es invitarte a subir al cadalso. Mentir y fingir es un signo de inteligencia por muy despreciable que parezca. Pero no os voy a mentir si os digo que los Brother Ape a lo largo de este experimento que llevo de escuchar por primera vez y comentar luego, aprecio un balance de que nos encontramos en realidad con un trío de pop-rock sinfonizante que basa la estructura de canción con originales arreglos. Se hablaba como ejemplo de Moody Blues como pop sinfónico y realmente lo eran, pero sus estructuras eran bastante sencillas al igual que la Barclay James Harvest. El pop rock es una cosa muy simple donde en interés recae exclusivamente en la melodía y lo instrumental es mero arreglo y acompañamiento. Si las melodías son malas como ocurre en la práctica totalidad de la música actual ya no queda nada que escuchar. Lo que escuchamos hoy ya no es que sea solo malo es que además es desagradable. Yo creo en la importancia de que la música se trabaje y se haga atractiva independientemente de su complejidad o de su sencillez. La fórmula de Brother Ape es esta: buenas melodías y un aditamento instrumental inteligente para que además sea asequible. No es nada fácil esto que os comento porque se requiere una buena base técnica y buena dosis de imaginación a la vez que una facilidad para la melodía.
“Force Majeure” es probablemente su disco más alegre y atractivo porque vuelven a lo que mejor se les da: sus armonías vocales y su capacidad melódica. Después del patinazo de su cuarto disco “Turbulence” tanto el anterior como este vuelven a los cauces establecidos y a alegrarnos el oído. Tras la breve y encantadora introducción las nueve canciones restantes se mueven entre los 5 y 6 mtos de promedio con ese peculiar sonido tan agradable que los caracteriza y con un sinfín de detalles en la composición donde privan los arreglos minuciosos y la vibrante rítmica de una batería muy marcada con rápido empleo del charles. Los teclados son como el arte decorativo minucioso con detalles aquí y allá, siempre con pinceladas muy armónicas. La guitarra lleva siempre el pulso principal solista perfectamente insertada en cada momento. Hay piezas emocionantes como “Doing Just Fine” y ahora firmaría yo porque todo el pop rock tuviese esta calidad y este encanto. Habrá a muchos que como en el caso de otras bandas como Moon Safari os parezcan demasiado dulzones y hasta algo moñas y eso que la instrumentación no tiene nada de blando o de tópico baladista al uso. El equilibrio está muy bien pensado y ellos pretenden exactamente ese efecto casi cariñoso y tierno en las voces. A muchos nos gustan a veces las deliciosas mariconadas musicales, pero como todo, entiendo que también pueda ser repelente para algunos. Para gustos los colores.
Hay una curiosa canción llamada “el prisionero español” con acústicas en ristre y algo de post-rock-aor en el saturado estribillo. “After Rain” es una melosa y decadente canción con arreglos orquestales casi a los años 60 y emotiva cadencia sinfónica que sirve de final a un disco absolutamente agradable con los aciertos e inconvenientes que pueda llevar eso. Ya veis que hasta la música forma parte de la mentira y de la ilusión de un espejismo.
Hay una curiosa canción llamada “el prisionero español” con acústicas en ristre y algo de post-rock-aor en el saturado estribillo. “After Rain” es una melosa y decadente canción con arreglos orquestales casi a los años 60 y emotiva cadencia sinfónica que sirve de final a un disco absolutamente agradable con los aciertos e inconvenientes que pueda llevar eso. Ya veis que hasta la música forma parte de la mentira y de la ilusión de un espejismo.
Alberto Torró
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