Después de recuperar las viejas grabaciones y del cuentecito navideño las tragedias vuelven a la carga con un nuevo álbum de estudio que enlaza con sus discos más robustos y espectaculares.
“Obsesionados” porque ese neo clasicismo de progresivo “sinfonizante” no se pierda y porque no los confundan con las bandas neo, post, alt o metaleras y sientan las bases nuevamente de una música bien articulada, compleja como se debe y lo suficientemente atractiva para oídos envejecidos y jodidos de complacer. En estos tiempos de retrocesos sociales hacia la edad media, reduccionismo intelectual próximo a los homínidos, patriotismos de ardor guerrero, coeficientes cero, creencias absurdas, y salidas del armario de retrógrados, creo que se impone una “desconexión” individual, una huida hacia “templos” escondidos o islas solitarias. Por un lado, las tecnologías, móviles y redes sociales nos han vuelto tontos. La razón científica tampoco tiene suficiente poder y persuasión para curar a los idiotas. Por el otro los oscuros huevos antagónicos con el libre pensador. Todo ello obliga al éxodo. ¿Qué le ha pasado al mundo? ¿Ha servido para algo la educación humanista y la Ilustración? La música, el arte, la filosofía y la literatura se han convertido hoy más que nunca en pequeños reductos de “resistencia”, pero con una actitud solitaria, casi de incomprensión. Da igual lo que hagas dentro del mundo de la creatividad o del libre pensamiento. Estás completamente solo. Además, en el sentido absoluto y literal del término. Lo positivo es que es un motivo de satisfacción y privilegio, pero al mismo tiempo una inagotable fuente de sufrimiento. Música como la de Little Tragedies nos sirve de escape, claro y natural. De que no toda la inteligencia está muerta. Pero concluir también que tener una mente abierta, sensible y creativa es un motivo de tragedia, una condena. Que suerte tienen los tontos llegas a pensar. Es un precio caro que hay que pagar.
“Obsesionado” es ya el álbum número 12 de esta sensacional banda. En lo personal una alegría de que sea un grupo ruso el que ponga un alto nivel en este tipo de música tan poco agradecido en la historia. También por mi pasión personal por la cultura rusa y en concreto por su música clásica y buena parte de su arte y su literatura. Un pueblo complejo, difícil y especial. “El camino” entra directamente con la melodía de la guitarra solista a dúo con los teclados y la voz recitativa. Es una pieza tensa cuyo riff se queda fácil en la memoria. Ciertamente el desarrollo es lógico y previsible. Es una balada de banda ancha con sinfonismo próximo a unos Flower Kings. Aquí me suenan bastante a los suecos. Una pieza que podría estar por igual en ambos grupos si exceptuamos el idioma y el canto. “Aleluya” juega ligeramente con la troika de Prokofiev y se entremezcla con las típicas estructuras del Focus temprano sin que ambas cosas sean fácilmente reconocibles si no estás familiarizado.
El “invierno de la vida” es característico tanto en su título como en la música en el espíritu eslavo. Puede que la forma de cantar de Gennady sea siempre bastante similar. Parecen siempre poemas y es la pega constante que cualquiera que sea occidental va a poner. Demasiado similar y lineal siempre. Entiendo que es una forma decididamente personal de hacer las cosas. Llego a la conclusión de que es música instrumental a la que se ha incluido más un poemario recitado que una canción. Creo que es preferible que se interprete de tal forma y será más fácil para los que estamos acostumbrados más a hermosas melodías que a una voz que cuenta historias. No es una bonita canción lo que estamos escuchando es más una lectura musicalizada. Ahí lo dejo. El viejo conquistador es una pieza épica, solemne y pesada hasta la mitad y dramática y triste en el resto. La pieza título tiene una larga introducción de endiablado y nervioso ritmo de batería en su desarrollo y la ya familiar pirotecnia teclística.
En “Cristo” el estilo pomposo hace su peculiar gala y en la casa del poeta la tranquilidad se impone. Termina con “demasiado tarde” la más larga con sus 12 mtos y un buen comiendo con sonido de orquesta de cámara y severo recogimiento. Todo es infinita tristeza hasta que la potencia se desata y el volcán estalla. No es uno de sus mejores trabajos, pero como siempre mantienen el nivel alto. Demasiada voz para mi gusto, pero aclaro que generalmente en todos los estilos siempre me tira más la música completamente instrumental.
Alberto Torró
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