En la formación de Vagh militan cinco músicos que se desenvuelven sin pegas a lo largo de los minutos que completan este Sands Of Time; aunque si se quiere entender correctamente el nacimiento y situación definitiva del proyecto, debemos hablar de uno de estos instrumentistas: Robin Vagh. El líder de la apuesta sueca llevaba ya por entonces sus buenos años cual guitarrista; de hecho, empezó a meterse en el mundillo gracias a bandas como Deep Purple, Led Zeppelin o Black Sabbath. Los citados grupos le hicieron plantearse una nueva forma de entender el rock y así acabó ideando sus Future Zone junto a Thomas Ragnarsson. Para su siguiente reto, estos Vagh, Robin se propone crear la mezcla idónea de ese rock melódico que campeaba a sus anchas en los ochenta con el rock duro y el scandi AOR.
Atendiendo a sus raíces y prometedores propósitos, es comprensible hallar en “Tricky” una pieza de incuestionable base hard rock –muy Bai Bang ella– pero de unos teclados y un estribillo que le hacen pasar a la dimensión melódica. Desde este corte de apertura, uno no puede parar de fijarse en lo acertado de Robin Vagh ante el mástil; no pretende lucirse cual virtuoso, únicamente busca clavar riffs certeros pasaje tras pasaje de las diez canciones que aquí se reúnen.
De hecho, y sin ir más lejos, continúa con la misma línea en su segundo “Book Of Shadows” (la única cuya letra está compuesta junto a su antiguo camarada Ragnarsson); un sonido que mezcla el clasicismo de composiciones como aquel “Heaven And Hell” de los Black Sabbath y el misterio de fraseos en la onda del “Unholy” de Kiss. El teclado de Tom Rask en “Sands Of Time” retrotrae a un punto equidistante entre los Europe y los Dalton, mientras “Blue Collar Proud” –con una base rítmica firme que tiene en Jan-Ake Jönsson y Anders Rossel sus bazas fundamentales– es más directa.
Sin olvidar la participación de Noomi Stragefors, cantante que en “Alison” se desenvuelve como si Sandi Saraya interpretase una canción de la etapa más melosa de Fiona. A todo esto hay que añadir que el vocalista Jonas Blum se maneja con facilidad a lo largo de este disco compacto, sin meterse en líos de arriesgar con su garganta pero llegando a la perfección en cada estrofa.
Resumiendo, y quedándome con el concepto fundamental, Sands Of Time es un disco que encandilará a los amantes del movimiento melódico, desde los hardrockeros seguidores de la rama más brava de la corriente hasta los que idolatran a las mejores bandas de la escena escandinava. Un grupo del que no se tardó mucho en oír hablar nuevamente, pues en 2004 publicarían también para Slick City Slakers Productions su siguiente Into The Future Zone; lo triste es que ese segundo larga duración resultó su canto de cisne.
por Sergio Guillén
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