Con cierta distancia cronológica de lo que supusiese el surgimiento y la exploración del Metal Progresista, cuando las bandas comenzaron a madurar y desviarse del arquetipo de Queensryche o Fates Warning en masa, en el año 1990, Psychotic Waltz publican su álbum debut: A Social Grace, mientras que otros fenómenos de la galaxia avanzada como Voivod continuaban aturdidos al efecto de la resaca lograda con Nothingface de 1989 quizás alcanzando la cima. No es de extrañar entonces, que en esta época se sucediesen múltiples variaciones de uno o más de estos estilos más populares y que la letanía del caso de Annon Vin con su primer y único álbum oficial publicado en 1996, titulado: A New Gate, fuese uno de los más originales entre ellos, fusionando la atmósfera fría y mecánica de Voivod con los paisajes sonoros surrealistas de Psychotic Waltz y agregando una inusual anarquía de armonías vocales, siendo esta con toda probabilidad su característica más definitoria.
A New Gate rivaliza incluso con el Holocausto de los 90 en su capacidad de combinar paradójicamente elementos aparentemente opuestos en algo más contradictorio, y aunque Annon Vin no posee la ambición y la inspiración pura de ese Holocausto acontecido en los 90, lo compensan con pura originalidad e ingenio.
A lo largo de los años, me ha llamado especialmente la atención entre otros factores de esta obra, el uno, el empleo de la armonía vocal desarrollada de forma poco habitual, pero si tenemos en cuenta que estamos ante una formación de trio al uso, resulta algo muy inusual, sin pecar de eufemismo Sierra i Fabaiano.
Estos caballeros son verdaderos magos cuando se trata de combinar elementos tan diferentes que deberían suponer una agonía auditiva para amorfo sistema auditivo unánime. Pero al margen de las inevitables de los alemanes, el disco cuenta con pasajes trazados sobre elementos contemporáneos de Jazz, y puedo contar las numerosas bandas de Jazz ''Metal-Letal'', que no suenan como exige el alma de todo instinto, sino empotrando su directriz en el horrible muro de las brutalidades.
A New Gate tiene todos los elementos distópicos de ciencia ficción de Voivod, los meandros confusos, existenciales e introspectivos de Psychotic Waltz. El contenido lírico parece apoyar en gran medida este telón de fondo hipotético, aunque aparte de "Negro, blanco, rojo, aún no podrido", es bastante vago y, en teoría, puede acomodar una serie de interpretaciones diferentes.
Por otro lado, solo aquellos Mekong-''Daltónicos'' no lograrían discernir que estamos realmente ante de una de las grandes producciones llevadas a cabo por Ralph Hubert para Zarzdoz Music. Y a pesar de que la obra se cierre con una colosal versión de Mr. Roboto de Styx, estamos ante una obra de Metal contemporáneo germano realmente interesante, que tampoco debería de calarte si la escuchas por vez primera, dado que la variedad de gustos y criterios también es otro noble y poco respetado arte, pero que a fin de cuentas, no deja de ser todo un éxito.