El hecho de que el guitarrista Chis Casagrande decidiese instalarse en México para continuar con la trayectoria de su vida, tras pisar por primera vez Mexicali para participar en el festival Baja Prog rompiendo con todo tipo de vida pretérita, no fue extraño, sino notablemente previsible por razones de transparente claridad.
Los que hemos acudido a este festival, solíamos coincidir por inercia en el aeropuerto de San Diego con grupos participantes de diversa procedencia mundial. Y ese fue el caso de Priam, donde tuve el inmenso placer de conocer a Casagrande y su banda.
Chris, no tuvo suerte con la antesala de su proyecto previo a Priam, y es que Priam no fueron más que la prolongación de las crudas cenizas de una experiencia llamada Arlequín, que desde mediados años noventa centraron su apuesta en una compleja e intensa interacción entre músicos de estudio y académicos, cuya norma no se regía por la repulsiva senda de los alardes prófugos de sectas de la exhibición musical incoherente.
Todos, absolutamente todos hemos cometido errores en esta vida, los seguimos cometiendo y repetiremos hazaña a pesar del consecuente aprendizaje adquirido tras las experiencias halladas tras los más garrafales. Chris Casagrande era consciente de muchas meteduras de pata, entre ellas, de haber depositado dos producciones discográficas en las fauces del sello Musea Récords gestionado por el dúo Calatrava compuesto por Francis Grosse y Bernard Gueffier. Dos exponentes de la ineptitud y además de primer nivel. Y a pesar de que Priam fueron uno de los grupos más sobresalientes del catálogo de Musea por razones de sobrepeso, la estocada propiciada por los Calatrava atravesó de pleno las arterias de uno de los proyectos más excitante y brillantes que ha dado la música arriesgada, matemáticamente exacta en elaboración y rebosante de recursos conceptuales y tecnicos, ya no sólo surgida en Francia durante los años noventa, sino en todo el planeta.
Casagrande es uno de los cerebros más avanzados de la humanidad de cuantos ha traído consigo el siglo XX. Y eso que cuando estas a su lado, le escuchas, le observas, y parece que te encuentras ante la figura de Manuel De Falla fugado de un billete de cien pesetas, con peluca y perilla de camuflaje, pero el de Touluse decidió desvincularse de todo retal añejo mirando hacia el océano Pacífico en busca de señales de Manatíes que le ayudasen a encontrar el dorado de naufragado e infusas ilusiones.
En aquella edición del Baja Prog 2000, no había resquicio por el que la duda pudiese filtrarse a la hora de distinguir a Priam como la banda más relevante y atractiva de todo el cartel que configuraba el evento, por lo tanto sobra reseñar lo que dio de si su paso por el escenario, y siendo sincero, personalmente, y después del transcurso de veintiún años de distancia de aquella edición del festival y tras haber presenciado a Priam en el teatro del estado de Mexicali, no he visto hasta la fecha conciertos de grupos similares. Ni por asomo tan siquiera. Los cuatro mosqueteros de Touluse procedían de otra galaxia en la que la ley fundamental era la práctica de esta arquitectura musical.
Muchas veces me pregunto si hay rastro de Casagrande. Si los manatíes le han iluminado el camino... Si se ha desvinculado de sus teorías de afinación de guitarra y experimentación en estudio de grabación... Si seguirá haciendo música ocasionalmente... O si se habrá incrustado de nuevo en un imperecedero billete de cien pesetas aislándose del mundo para los restos. Nadie de cuantos conocemos a Chris Casagrande hemos vuelto a saber nada de él.
Casagrande al menos en el año 2000, era pura discreción bordada en la solapa de la observación en la confección de una prenda perfecta diseñada para generar ambientes irregulares donde la genialidad evidenciaba la cordura mostrada para desorientar a los locos. Y como compositor e intérprete, ha podido bajar Dios cientos de veces al suelo dándole libertad a Satanás para regresar a su gélido nido, sin dar crédito del talento de un hombre que describe la independencia de la filosofía con más rigor y exactitud que una nota precisa, ejecutada en el tempo adecuado.
Con Priam publicó dos discos de engranaje y temática diversa y diferente estructuración compositiva y de resolución técnica. El segundo disco, llevaba por título Diffraction siendo puesto en circulación por Musea Records en el año 2000, mientras que en 1998, enmudecieron a músicos y prog lovers con un descomunal primer álbum, donde las ecuaciones y subdivisiones evidenciaban lo perfecto publicado por el mismo sello. Ambos discos son algo más que meros trabajos anclados al recurrente y mediocre término descriptivo: bueno.
El problema es el de siempre, si la gestión, difusión y promoción de este material resulta una complicada laboral en manos de una hábil abeja que galopa al trote para reinar, si se encomienda por las razones que sean a un inepto, es muy lógico que uno siendo francés o conquense, decida quedarse a vivir en Mexicali, Teherán o La Alcarria para desentenderse del mundo humano y animal
Luis Arnaldo Álvarez (Baterista y Locutor profesional independiente)
ArnaldoStudio Estudio de grabación profesional
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