En 2007 Bruce A. Evans salvó la carrera de Kevin Costner al estrenar el largometraje Mr. Brooks. El director puso a Costner en una tesitura alejada de sus registros inmediatos carentes de la fuerza y el aplomo, del background atormentado que podía asumir el actor. Acertó y Kevin, gracias a este largometraje, pudo afrontar con credibilidad la acidez de la filmación independiente de un año después Swing Vote (El Último Voto, en España) escrita por los guionistas Jason Richman y Joshua Michael Stern.
Curiosamente, el pasado de Bud Johnson (el rol en el que se mete Kevin Costner en El Último Voto) tiene algo que ver con la vida real del actor. Ambos comenzaron sus carreras como músicos de rock norteamericano, aunque en el caso real del intérprete el séptimo arte fue la solución a cualquier tipo de problema, quedando la música en un segundo plano. Era algo que compartir con sus amigos de Roving Boy y que posteriormente fluiría gracias a Modern West, aunque siempre a nivel de muchos ensayos pero esporádicos conciertos.
Sin embargo, 2010 traía a un Kevin decidido gracias a su segundo trabajo discográfico –el primero se editaría dos años antes bajo el título de Untold Truths–, un Turn It On tan honesto como gustoso al paladar. Un disco con querencia por el estilo fundado por Bob Seger y que movieron a golpe de bota vaquera talentos como Tom Petty o John Cougar Mellemcamp.
Pero la verdadera culpable de todo y la persona a la que habría que poner sobre un pedestal es Christine Baumgartner, esposa de Costner desde 2004. Ella fue la impulsora de este definitivo salto a la actividad musical de forma oficial, viendo cumplida su misión cuando su marido volvía a contactar con John Coinman, mano derecha en este Turn It On y viejo amigo de jaranas sonoras.
Ambos guitarristas parieron el núcleo de un álbum dotado de notables tonadas cual el precioso medio tiempo “Moon So High”, la sensual “Maria Nay”, el empuje de “Red River” o la festiva “Saturday Night”. Hasta invita a la natural de Nashville Sara Beck para que le acompañe frente al micrófono durante “Let Me Be The One”. Este tipo no va en broma.
por Sergio Guillén
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