El regreso de Herba D’Hamelí tras su CD Inversa Visual era algo que se debía producir, sí o sí. Sería un auténtico delito que un conjunto nacional capaz de poner en limpio piezas magníficas en su originalidad como “Noves Construccions” se quedase en la cuneta. Para nada, al igual que tampoco sus mentes caen en un opcional dique seco, pues Girafes A Sibèria continuaba el avance de una formación que ya había dado razones a sus oyentes para convertirse en grupo progresivo de cabecera.
Grabado en los estudios profesionales Lanoise de Barcelona, el asalto que proponen los miembros de Herba D’Hamelí pasa por mantener su tradicionalismo setentas, sus querencias nada ocultas por una música experimental totalmente vintage pero que posee los argumentos necesarios para que en 2011 pueda tener sentido frente a todo aquel comprador dispuesto a ser melómano irredento.
Los casi quince minutos de “Miradors (De No Veure Res)” ya dejan cristalino el estatuto principal al que rendir genuflexión y desde el que partir hacia un futuro retroactivo. Cierto, tiene validez y fuerza sobre el pasado, casi paternalista en su intento de volverlo a poner sobre sus pies y dibujar un camino sobre la arena en el que sienta su juventud cada vez que los granos de las misma –las canciones que conforman Girafes A Sibèria– acarician sus plantas podales o se le meten entre los dedos.
Desde ese arranque estrambótico que capturan los iniciales segundos del corte número dos, titulado “Avui Pollastre”, entre Gentle Giant y Samla Mammas Manna por su pistoletazo de salida, a la bella, escueta y atmosférica “Girasol”, todo está medido para el agrado y la sorpresa. Hay desde escena tradicionalista británica a jazz rock catalán de hace unas cuantas décadas, todo comprimido en cinco memorables píldoras musicales.
por Sergio Guillén
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