Se entiende cual nacimiento del quinteto The Yardbirds el momento en el que se produce la unión de tres músicos británicos llamados Chris Dreja, Jim McCarty y Anthony Topham con la agrupación Metropolis Blues Quartet, en la que actúan Paul Samwell-Smith y el vocal Keith Relf. Esto sería a principios de 1963, algo que en el mes de septiembre de ese mismo año ya llevaría por nombre The Yardbirds –tras algunas actuaciones firmando cual Blue-Sounds–. De ahí a la leyenda: conciertos apoteósicos, privilegios de elegidos –servir de acompañamiento para el estandarte blues Sonny Boy Williamson II, editando el directo Sonny Boy Williamson And The Yardbirds (1966)–, evoluciones musicales en favor de los sonidos ácidos, y, cual gran referencia, cantera de guitarristas que pronto revolucionarían la escena con bandas imparables de la talla de Cream (Eric Clapton), Jeff Beck Group (Jeff Beck) y Led Zeppelin (Jimmy Page).
Al potenciar de forma casi psicopática en los años 60 el más desenfrenado síndrome de Peter Pan surge el innegable paralelismo entre los amantes del Swinging London y la Norteamérica admirada por aquella British Invasion. Aunque de países diferentes, los ingleses y los norteamericanos fueron testigos de un crecimiento económico que terminó por impulsar al joven como elemento de moda. Varias manifestaciones culturales se darán cita bajo tan amplio estandarte, aunque siempre impulsadas por el imparable periodo de optimismo y hedonismo. La proliferación de estilos musicales cargados con refrescantes burbujas, la evolución de artes como la fotografía y el cine, al igual que un desmedido gusto por la ropa, hacen de los que pronto serían conocidos como mods los definitivos reyes de las aceras inglesas. The Beatles arrasan y se convierten en buque insignia de la Union Jack, Ian Fleming recupera el aire del romanticismo aventurero con su evocador agente 007 James Bond y las faldas cortas rompen en el mercado. Es probable que en este gusto londinense por una “elegancia” inmediata, bastante lejana de los cánones de sus abuelos, poco tenga que ver con los descamisados norteños que se tuestan al sol en California mientras esperan su ola tamaño Big Kahuna o escuchan a Jan And Dean, rogando por su cántico "Surf City" que pide dos mujeres por cada varón.
Pero no debemos quedarnos en lo superficial, ya que en la que algunos destacarían como Youth Generation (Generación Juvenil) se esconde la clave que explica la unión. Los británicos The Who, paladines en sus inicios de la causa mod, asegurarían con descaro en "My Generation" que preferían estar muertos antes de hacerse viejos. Años después rendirían tributo de forma significativa a Mose Allison en la grabación en directo Live At Leeds (1970), cantando con "Young Man Blues" al final de una etapa en la que los menores de 25 parecían predestinados a heredar la tierra.
The Yardbirds reinaban en la escena británica de los 60 como esa formación vibrante de blues blanco nacida para el éxito, el combo de jóvenes que tenía en plantilla a un larguirucho al que los acólitos apodaban “mano lenta”, un tal Eric Clapton a quien dedicaron pintadas callejeras con el texto: «Clapton es Dios». Con él grabarían uno de los elepés en directo más importante del blues británico de aquella década, el fundamental Five Live Yardbirds (1964) en el que se presentaban nuevas miradas a diversas composiciones creadas por Chuck Berry ("Too Much Monkey Business"), Howlin’ Wolf ("Smokestack Lightning") o John Lee Hooker ("Louise"), entre otros.
Aun así, y todavía sintiéndose una formación con mucho que ofrecer, su estancia en la oficialidad peligra cuando Clapton decide romper con la banda que le estaba dando la mayor de las famas en los clubes británicos. "For Your Love" constituiría aquí la chispa que enciende una mecha con final poco apropiado. El sencillo de marras les consiguió una importante parroquia de admiradores entre la juventud más pop, pero de igual manera hizo entrar en conflicto a Eric por sentirse vendido a un estilo que no era el que pretendía. Por ello, For Your Love (1965), el álbum, es una seudo compilación con singles, canciones exclusivas para el público norteamericano y temas de transición avisando de la entrada de una nueva guitarra solista. Algo similar a lo que pasaría con su siguiente Having A Rave Up de ese mismo año, disco en el que destacaba un original llamado "Still I’m Sad"–años después recuperado por el quinteto Rainbow para ofrecerle un nuevo cuerpo– y una trepidante versión de la tonada "Train Kept A-Rollin’". Tiny Bradshaw’s Big Band fueron los artífices de esta entretenida canción que avanzaba sobre los raíles del tren en 1950. Quince años después serían los británicos The Yardbirds los que marcarían su personal repaso con un Keith Relf delirante frente al micrófono. La primera vez que se escucha esta versión parece que hay dos vocales y ninguno tiene a bien en coincidir con los textos del otro, saliendo ambos a la vez y sin control alguno. Esto no fue otra cosa que una graciosa artimaña de la banda, ya que ambas voces eran de Relf y en las últimas estrofas terminan por unirse.
En marzo de 1965 Jeff Beck, otro ministro de las seis cuerdas, tomaría de manera oficial el puesto de Eric, al igual que Clapton había hecho en el 63 al quedarse con la posición de Anthony “Top” Topham. Es con Beck cuando toca a su fin la etapa más estandarizada de r&b y blues, sacando Jeff de la chistera unos cuantos conejos con nombres de psicodelia, fusión, rock and roll o avant-garde. Roger The Engineer (1966) –titulado originalmente como Yardbirds en el Reino Unido y Over Under Sideways Downes en el mercado estadounidense, germano y francés– es el resultado de llevar el truco mágico a la realidad tangible de un vinilo larga duración.
El grupo reniega para el disco en cuestión de manejar versiones, aportando material inédito con los sencillos "Happening Ten Years Time Ago" (psicodélico) y "Psycho Daisies" (más rockerizado) como una nota a pie de página advirtiendo de lo lejos que podían llegar, ya fuese picando en lo raro como escarbando en lo comercial. "Over Under Sideways Down" hace las paces con su pasado inmediato, mientras "Jeff’s Boogie" tira los dados de la instrumental rockabilly con ánimo de entretener trabajando con esmero; el propio Jeff Beck toma el puesto de Keith Relf frente al micrófono para arrancarse con "The Nazz Are Blue", tan blues como boogie.
El siguiente lanzamiento Little Games ya contaría con Jimmy Page como solista tras la guitarra, cerrando la original etapa que ofreció el trabajo del muchacho de Wallington. Page compartiría sesiones en dicho álbum con el mercenario invitado John Paul Jones, teclado y bajista que en 1968 presenta acompañado por Robert Plant, John Bonham y el propio Jimmy una banda que se terminaría convirtiendo en histórica: Led Zeppelin. Jim McCarty junto a Relf idearía un proyecto de art rock conocido bajo el nombre de Renaissance, formación que mudaría de piel hacia el rock progresivo con nuevos componentes.
En 1990 Dreja y McCarty reviven a sus Yardbirds, ahora con John Idan al bajo y las voces –Keith Relf había fallecido electrocutado en 1976–; desde ese momento han continuado girando y manteniendo viva una marca insustituible. Tal fue el clamor popular tras su vuelta a la acción que la apuesta decidió publicar un nuevo redondo en estudio, esta vez en formato CD, bajo la palabra Birdland (2003) –juego de significados y referencia al club de jazz neoyorquino en el que actuaron genios como John Coltrane o Mile Davis–.
por Sergio Guillén
sguillenbarrantes.wordpress.com