Tengo aún muy vivas las imágenes y los sonidos que se quedaron grabados en mi cerebro un día 20 de 2013. El mes era febrero. Antes de aquel concierto ya habían tocado y tocaron en nuestra ciudad, pero recuerdo que aquella actuación de 2013 fue mi bautismo de fuego en una de sus interpretaciones en directo, no así en sus fantásticos CDs. Con el tiempo, cada vez que miraba la sesión de fotos que la fotógrafa África Paredes realizó en aquella actuación para mi antigua revista Renacer Eléctrico Music Magazine, me volvía a situar en esa sala Ritmo Y Compás a punto de cerrar su larga historia.
La premisa fundamental para The Brew en 2014 se resumía en una frase que aparece en el libreto de su por entonces nuevo disco compacto titulado Control: «En ocasiones, tú tienes que tomar el control». Basándose en esto, el trío nos entregaba un álbum en el que cada canción lleva como título las diferentes opciones de reproducción que ofrece un equipo de música; es decir, los diez cortes listados responden a los nombres de “Repeat”, “Eject”, “Mute”, “Pause”, “Shuffle”, “Fast Forward”, “Skip”, “Stop”, “Play” y “Rewind”.
En cuanto a la música que rodea al oyente una vez comienza a escuchar Control, decir que sigue la línea ya reconocible de The Brew: classic rock pintado con todo tipo de colores y siempre aceptando las influencias externas que mejor le ayuden a vigorizarse. Entre la psicodelia y el hard rock oscuro, Curtis Smith, Jason Barwick y Tim Smith aclaran que no solamente de álbumes de Free, de desarrollos pergeñados por Led Zeppelin o de piezas compuestas por Jimi Hendrix se alimentan sus espíritus, aunque sigan amando cada una de las notas de los grandes mitos rock de los 60 y 70. The Brew conducían así su propuesta con mano segura e ideas que calaron en los adeptos a las guitarras rampantes, las que sobre una rotunda base rítmica nos tocan en los puntos correctos para lograr emocionarnos. Máximos.
por Sergio Guillén
sguillenbarrantes.wordpress.com