Siempre hemos estado pendientes del underground en Rusia y alrededores, por el interés que genera ésa escena en Rockliquias. Gracias a una distribuidora independiente, hemos tenido acceso a ése difícil material desde hace ya unos cuántos años.
Nuestra escéptica posición ante ésa guerra nos hace, una vez más, verificar que la música está por encima de todas ésas mierdas con que nos tratan de envenenar los medios. Así pues, en lo último recibido a ésta redacción, tenemos tanto material ruso como ucraniano. Y nos ha llegado desde allí. Probablemente no exista un artículo como éste en todo el planeta. Nada de esto fue preparado por nosotros. Lo recibimos tal cual. Piensen por ustedes y reflexionen. MUSIC IS THE BEST! (ZAPPA)
IWKC
"Hladikarna" (2017/ IWKC)
El nombre de ésta banda son las siglas de I Will Kill Chita, y vienen de Moscú. Lo suyo es definido como psych-art-post rock instrumental. Yo añadiría que algún riff stoner también cae en la ecuación. Nikita Samarin (batería), Andrew Silin (teclados), Artyom Litvokovskiy (bajo, cello, Moisés & samples) y Nick Samarin (guitarras, teclados, voz e ingeniero) son sus componentes. Cuando no les da por densidades decibélicas, demuestran melodía y musicalidad. "Samadhi" (6'21) podría ser una moderna forma de Embryo. Con étnico Space rock de arábigos teclados y rítmica que se afana en un peligroso hipnotismo. Con la habitual aportación de tabla como percusión entre sus diversos invitados. Esto es un elemento que marca el sonido predominante en IWKC. Donde no faltan imaginativas líneas melódicas, potencia y experimentación, en un todo bien conjugado. Hasta dosis de misticismo que a veces los conecta con un kraut de cámara modernizado. Es como predicar desde un púlpito sentado en una silla eléctrica.
KEEPLER 18
"Vammifiaa" (2014/ Bad Road)
Desde Chernihiv, Ucrania. Keepler 18 inician su andadura en 2012 con una demo. Le sigue un single en 2013 y su debut, "Vammifiaa" en 2014. Cuarteto de metal extremo y voz imposible formado por Senya (voz imposible), Artemius (guitarra), Slava (bajo) y Slava (batería). Lo suyo es un stoner sludge apocalíptico y demoledor. Esto último se queda corto para definirlos. Quizá profético de un futuro. Desde luego que procede si lo defino como música para una guerra. Su secreto es su muro de sonido. Y la cuchilla que tienen como voz solista. Son las bazas evidentes de éstos ucranianos desquiciados. Su frontman es una especie de experimento genético entre Brian Johnson pasado de anfetas y una hiena rabiosa. Aderezado por una "romántica" envoltura musical ad hoc. Que responde a las necesidades "sentimentales" de semejante furia vocal desatada. Encantadores. Para poner al 11 en un colegio electoral en jornada de votaciones. La mejor manera de expresar lo que opinas al respecto.
OLD SEA & MOTHER SERPENT
"Chthonic" (2013/ Pestis Insaniae)
"Plutonian" (2021/OSMS)
He aquí a un dúo moscovita que se lo curran todo. Y suenan a grupo más que compacto. Lo forman Anthony (voz, guitarras, bajo, batería y teclados) y Eugene (bajo y guitarras). Lo suyo es el stoner doom de desfase integral. Desmesurado, exagerado al límite de lo permitido y más allá. De hecho no tienen líneas rojas. O son una constante.
De tal modo que su abracadabrante primer disco del 2013 resulta salvaje hasta para oídos curtidos en la materia. Con tan sólo cuatro temas. Lo mismo que en el segundo del 2021, (se lo pensaron un poco, si). Y es que la media de duración de cada "canción" de Old Sea & Mother Serpent suele rondar los 20 jodidos minutos de espesura sludge. No apto para todos públicos. Son músicos que manejan bien sus armas (instrumentos, se entiende), buscando un mantra eléctrico digno de chamán futurista esquizoide del próximo siglo. Imagino a Tommy Iommi reflexionando sobre las abominables criaturas que ha generado su culto, a lo largo de los años. Seguro que ni en su más enferma pesadilla hubiera pensado en estos entes sonoros pasados de rosca. Vale, Old Sea & Mother Serpent viven en el reino de la exageración doom. Pero no andan exentos de texturas ambientales e imprevisibles golpes melódicos que sorprenden al más curtido (y valiente). Sobretodo en su segundo, donde se ve claramente una evolución desde aquel lejano debut, con momentos ingeniosos e interesantes. En dosis pequeñas de a tema por audición, tienen hasta su cosa psicodélica.
Una banda que nunca se atreverán a pinchar en un garito heavy, te lo aseguro. Eso ya es un comienzo positivo.
J.J. IGLESIAS