La evolución del rock en los 60 contó claramente con una reivindicación del blues que tiende a olvidarse. Y eso aquí no lo permitiremos. Los mismos Rolling Stones preguntaron por Muddy Waters nada más aterrizar por primera vez en EEUU. El movimiento hippie tenía dos fuertes ligazones con el primitivo ritmo negro. De un lado eran unas innegables raíces musicales, que ya venían del rock'n'roll de los 50.
Socialmente, la identificación fue total. Pues la marginación inherente a la contracultura por parte de la sociedad, tenía un reflejo en el fuerte clima racista que se estaba viviendo. Ambos colectivos se necesitaban, digamos que estaban "condenados" a entenderse, como así ocurrió. La comunidad negra y la hippie tenían mucho en común. También creativamente, tanto en Inglaterra (por extensión en toda Europa), como en USA. Y con centro en California. El sueño de toda banda melenuda de jóvenes blancos fue acompañar a sus ídolos bluesman olvidados.
Groundhogs ya lo había hecho en Londres en el 66 con John Lee Hooker. Repetirian la jugada al otro lado del charco Canned Heat, en 1971. En una hazaña comparable a la de Howlin' Wolf junto a Eric Clapton, Steve Winwood y la sección rítmica de The Rolling Stones.
"Hooker'n'Heat" fue un doble álbum donde los alumnos blancos veneraban al maestro del blues. Y el respeto fue mutuo. Hooker es el principal protagonista del primer volumen, con temas tan representativos en su estilo como "Messin' with the Hook", "Send me your Pillow", "Alimonia Blues" o "Burning Hell". Diez temas de puro Hooker. Canned Heat tienen más representación en el segundo disco. Y a mí me parece el verdadero logro del doble. Donde con un Hooker en estado de gracia, se alargan temas en modo jam al inimitable estilo hippie-blues de ésos días. Y eso significa ÉSE sonido irrecuperable. Donde el blues y el boogie son algo más que blues y boogie. Que huelen a tasca llena de humo y cerveza pegajosa bajo los pies. Ése olor ya perdido a fiesta como modo de vida. Que no siempre tiene porqué ser feliz o alegre, sino todo lo contrario. Otra manera de psicodelia, ya del todo perdida. Una forma de hacer blues que no escuchas ya en ninguna producción actual.
"The World Today" (7'22), "Just You and Me" (7'37) o "Boogie Chillen #2" (11'35) hacen que Henry Vestin (guitarra solista), Alan Wilson (armónica y guitarra rítmica), Antonio de la Barreda (bajo) y Adolfo de la Parra (batería) brillen en un intenso calor enlatado. Con una sesión bluesera de añeja añada, en inigualable cosecha de mestizaje rock y blues, blanco y negro, dos generaciones en pluscuamperfecta fusión.
El mismo John Lee Hooker aseguraría que Alan Wilson era el mejor armonicista que jamás le había acompañado. Y éste fue el último álbum que "Blind Owl" Wilson grabó con Canned Heat antes de pasar a la otra dimensión. En él Hooker ejerce de mentor, gurú y amigo de la banda. No se puede pedir más. Estos surcos son la fotografía sonora de un tiempo irrepetible. "Hooker'n'Heat" es un clásico con todos los méritos para serlo.
J.J. IGLESIAS