Éstos chavales de Birmingham podían haber llegado al mismo nivel que Def Leppard sin problemas. Pero no basta con ser bueno. También hay que llevarse bien con ése tipo malencarado y bastante hijoputa llamado destino.
Todo comenzó en los días de escuela de dos headbangers en 1979. Kevin Griffiths (luego bajo y voz solista) y Dean Cook (batería y voces) eran inseparables colegas que iban a todo concierto hard rock que se asomara por su pueblo. Comienzan a rumiar su sueño y se ponen prestos a ello. Los primeros nombres que eligen para su banda son Lucifer, ARK, Emerald o Streetcruiser (mira ése me gusta).
Hasta que debutan en 1980 como Briar. Abren conciertos para "estrellas" del momento como Cryer o......Shy! Hacen la ruta de las promesas tocando en el Marquee o el Dingwalls, históricos lugares donde se había forjado la historia del rock. En 1982 lanzan su primer single, "Rainbow in the Skies" / "Crying in the Rain", y completan la definitiva formación ( mucho cambio hasta entonces), con los guitarras Darren Underwood y Dave Fletcher.
Ganan la batalla de bandas "The Hottest Band in Town", y eso les vale un contrato con la subsidiaria heavy de FM Revolver, Heavy Metal Records. En los estudios de UB40 graban "Too Young", en 1985. Que defienden abriendo para Tygers of Pan Tang, Statetrooper, Angel Witch o ......Eddie & the Hot Rods (a priori algo bizarre, pero tiene un porqué). Al año siguiente cae otro estupendo trabajo, "Take on the World" (1986 / GBB). Será promocionado al lado de sus héroes, unos Stryper en pleno boom, en su única fecha británica en el Hammersmith Odeon. Briar están encantados y todo va sobre ruedas. Fichan por una major, CBS / Columbia, que les lanzará en el 88 "Crown of Thorns". Ejercicio de estilo plenamente identificado con los Bon Jovi del momento, con el que generan excelentes críticas. Pero el tío hijoputa de antes se aburre. Hay cambios de management, de miembros en la banda, y un álbum con el que estaban especialmente ilusionados, "Reach Out", nunca será editado. Todo quedará en un limbo hasta el final "Hard Times" (1992), en tiempos de repliegue de filas. Al año siguiente darán su último concierto.
Su primer álbum quizá no sea su más perfecta obra, (eso habría que dejarlo para "Crown of Thorns" o "Hard Times"), pero sí que refleja la caliente vibración de sangre joven que hervía en ese tiempo. Además de ser un exponente fidedigno del sonido NWOBHM, urgente punk e impaciente power pop. Vuelvo al principio con Def Leppard. Sus intenciones son evidentes y parecidas.
La inicial "Through the Night" quedaría perfecta en boca de Joe Elliott y los suyos. Sin embargo en "Push to the Limit" cruzan una melodía vocal estilo Diamond Head con aires de Thin Lizzy. Deliciosamente retro. Las guitarras son extraordinarias, y no olvidemos que éste grupo viene liderado por su sección rítmica. Con una producción más lujosa, tendríamos en "One More Chance" un sobrado perdigonazo AOR. Lo es de todas maneras, aunque es su humilde grabación la que la hace sonar más hard rock. Atención a las corales de toda la banda, que son un elemento importante en su sonido. Ademas de los finos solos a la Moore / Gorham que levantan cualquier moral decaída. La que animaría a un votante de Ciudadanos es "Too Young". El título lo dice todo, siendo un fiel espejo del momento. Comienzan a aparecer influencias de Bon Jovi, que se acentuaran en posteriores discos. Una perfecta para The Records o Raspberries es "Phone Me". Jimmy Ienner se hubiera frotado las manos produciendo éste material. Aaaaah.....los problemas sentimentales de juventud.....o "vejeztud", da igual!
Damos la vuelta y "Two Hearts" nos conecta con el presente de gente tan válida como Biters o Darkness. "Send me a Line" tiene ramalazo punk, dentro de un rock melódico de manual, con Cheap Trick en mi pensamiento, y total afinidad con el estilo de los del "Dream Police". Y si vamos por esos derroteros, algo a Kiss debía sonar. En "A Day in a Life" puede olfatearse el sobaco peludo de Paul Stanley, (siempre muy perfumado, eso sí ). Lo que parece una balada en el comienzo de "Freedom", es sólo para engañar. Transcurre como un inspirado medio tiempo leppardiano muy potable, que tiene su cosa, vaya.
El elemento pop le da a éste disco un aura de atemporalidad que le ha sentado fenomenal. Como en la final "Prisoner", en donde volvemos a juntar la voz de Sean Harris con música de Phil Lynott, de nuevo con resultados más que óptimos. A partir de éste álbum la balanza se decantara más abiertamente hacia el AOR, pero éste "Too Young" conserva la esencia joven y primeriza intacta. Y a mí, que queréis que os diga, me gusta cantidad.
J.J. IGLESIAS