El inquieto multiinstrumentista chileno, Marcos Pérez de Arce, comienza el año con nueva entrega de su proyecto Velocidad Crucero. Si otras veces nos ofrece bellos paisajes de romántica pastoral a la Anthony Phillips o Mike Oldfield, en éste "Suites Orbitales" se recrea en otra de sus pasiones, la progtrónica 70s.....Y hasta más retro! Con dos únicas suites de 20 minutos cada una, resuelve un álbum para disfrutar cada segundo.
"Suite Orbital #1" (20'11) elige en su entrada, analogía de síntesis muy Vangelis. Uno de sus fuertes es la facilidad melódica. También en éste (a veces) frío campo, lo despliega con profusión y humano sentimiento. Falta hace. Déjenme hacer un inciso. Nos venden la nueva moto. La Inteligencia Artificial (IA). Y nos la van colando, poco a poco. Todavía con cuentagotas, en el arte. Sea cual sea su disciplina. En un tiempo no muy lejano, éste "nuevo virus" lo infiltrarán en todo. Pero no será la LA de turno, sino las manos que estén detrás, quienes manipularán ése supuesto arte robótico milagroso. Otro peligro al acecho. Por lo que a mí respecta, tolerancia cero a discos IA sean de "buena" o mala música, (ésos también los artesanales). Ni por asomo imagino que atrapen la calidez de un sentimiento expresado por un músico inspirado. Y si lo hacen, será por un cúmulo de datos extraídos a obras hechas por el hombre. O sea que engañifa habemus. Va a ser la nueva panacea de la industria, desde que no tendrán que pagar un céntimo a artista alguno. Avisados estáis.
Bien, vuelvo a lo que importa, y Velocidad Crucero lucha (y gana) ampliamente, a éstos "nuevos planteamientos conspiranoicos", con los que ya nos están adoctrinando sibilinamente. Las armas, corazón, alma y humanidad. Música extraordinaria no exenta de técnica al servicio de fugas sintetizadas y capturas emocionales de indiscutible belleza. Imagina al referido Vangelis más sympho 70s, a The Enid, Synergy, Deuter, Gandalf o Beaver and Krause.
No abusa del fácil truco del secuenciador rítmico berlinés. De hecho lo usa muy poco. Prefiere construir edificios melódicos de fantasía colorista desbordante. Su Yamaha SK-30 ha sido un protagonista destacado. Un aparato con verdadera alma. Mi primer sinte fue un SK-20 y sé de lo que hablo. Pura magia. Aún lo echo de menos.
Ésta primera suite es, resumiendo, maravillosa. Un abrigo emocional ante el helado panorama exterior. Cobijo para la reflexión y la tranquilidad espiritual. Con un final onírico que hasta en eso cuida el detalle sentimental.
"Suite Orbital #2" (20'22) se inicia con un leve sabor Berlín School que se agradece, con agilidades mooger de recuerdo a Tim Blake. Y una cierta brisa jazz que le sienta estupendamente. Desarrolla a partir de ahí un momento surreal de lo más conseguido, en mi opinión. Atrapando atmósferas retro 50s/60s. Evocando a los grandes pioneros de "la cosa nostra", Jean Jacques Perrey, Dick Hyman, Raymond Scott o Mort Garson. La creatividad de Marcos es amplia y procede a explorar horizontes retro-futuristas por medio de ejercicios melódicos que inspiran a Debussy o Stravinsky. Ergo, traspasado a sintetizadores, a Isao Tomita. Y ahí Velocidad Crucero ha creado un homenaje hermoso y acertado. Podría jurar que es alguna grabación perdida del japonés. Y eso es todo un cumplido para los que nos dedicamos a ejercer de "synthquiatras". Preciosa resolución que en su recta final, adquiere rítmica y sabor a Alan Parsons Project o Cyan.
"Suites Orbitales" envuelve al oyente en su mundo, y lo rescata del exterior, tan hostil y amenazador. Rechaza Metaversos, IAs y demás zarandajas de feria. Lo que apetece de verdad es quedarse dentro de éste disco. Por tiempo indefinido.
J.J. IGLESIAS