La abultada experiencia de Jokin Salaverria, bilbaíno del mundo que estuvo acompañando como músico a innumerables artistas californianos, dio como fruto éste primer disco de Sotomonte. Tocando con ése revisionista genial de Gram Parsons llamado Jonny Kaplan, entre otros.
"From Prayer to the Battlefield" lleva también inscrita la alquimia de producción de Iñigo Bregel (Los Estanques). El bajo y deliciosa voz y armonías, las honestas composiciones de Salaverria, transportan inevitablemente al mismo Laurel Canyon. Donde nuestro hombre estuvo viviendo y reviviendo, empapándose de aquellas eternas sensaciones. Eso queda plasmado en éste necesario disco, con toda la sinceridad de un músico/ compositor entregado a devolvernos aquella esencia irrepetible. Jokin también toca guitarras aquí. Ayudado por Pit Idoyaga, Adrian Barcenas o Germán Herrero, invitados solistas en determinadas canciones. Así como las percusiones de Unai Somogueto o Brian Young, entre otros.
"Words" es un corto y directo homenaje a CSNY, como entrante de lo que nos espera. "Culture for Vultures" demuestra ése añorado feeling, traspasado al sonido británico del que tampoco reniegan : Capability Brown, Help Yourself, Wishbone Ash (de los que en vivo hacen un magnífico "Blowin' Free"), Bronco, Sassafras......Rock ácido californiano de prisma inglés, que también lo hubo y en abundancia. Orfebrería instrumental de calado intachable. "For What is Done in Darkness" transpira la melancolía de Terry Reid con una guitarra a lo John Cipollina. Y suena exactamente a eso. Como si el tiempo se hubiera detenido o tuvieran algún mecanismo para moldearlo. Salaverria compone metido en el papel de la época que más le gusta e interesa. Y todos salimos ganando. Se sumerge anímicamente para que la experiencia resulte lo más acertada y fidedigna posible. El Hammond o las percusiones pasadas por efectos ayudan a una regresión perfecta.
Un título como "When your Days are Gone" puede explicarlo muy bien. Como el más indicado obituario para David Crosby. Una preciosidad más. El otro lado vinílico trae más recuerdos del "Deja Vu", con "Moral Blindness". Otra ensoñación West Coast que no reniega de la rocosa solidez poética de unos Quicksilver, Moby Grape o Man.
"Fishbowl of the Gods" recoge intimismo sin renunciar a rítmicas potentes, dando otro ejemplo de equilibrio y finura, impensable por éstas tierras. Nadie suena como Sotomonte. Hay que estar muy preparado para esta avalancha de calidad y sentimientos. El baroque-psych adorna "Believers of the Mass" ( en vivo también versionean un viejo hit de The Ides of March, la banda hippie de Jim Peterik). Arrasando con emocionadas armonías vocales y psicodelia portentosa. Imagina Wizards from Kansas o The Mandrake Memorial. Sin exagerar. La final "The Written Script" atrapa de nuevo el primigenio feel de CSN en "el disco del sofá" y lo hacen suyo como si nada.
Todo queda abierto para Sotomonte. Que en directo ataquen ahora una versión de Pentagram puede dar pistas (Occult?) de nuevas vías en su ilimitado y amplio campo estilístico. En cuanto a éste primer disco, lo tengo claro. Es una obra maestra.
J.J. IGLESIAS