Siguiendo mi vieja costumbre de meterme en densos jardines musicales como hice años atrás con Japón, Rusia, Escandinavia, USA, Italia o Francia y alguno más, intentaré describir un poco el panorama teutón porque en sí mismo tiene peculiaridades originales distintivas de otro tipo de rock progresivo mundial.
Cuando yo empecé de adolescente en esto de la música allá por finales de los años 60 y permitidme la broma, el único alemán que conocía era a Mike Kennedy cantante de los Bravos. Entonces comprábamos singles con canciones de dos minutos y lo del prog era ciencia ficción. Lo que vino después es muy largo y pesado de contar.
En alguna ocasión en viejos artículos aquí aparecidos os hablé de la impresión que me causó el “Phaedra” de Tangerine Dream allá por 1974. Creo recordar que me lo regaló alguien por mi veinte cumpleaños. Edición española además. No entendí nada. Era un disco experimental con sonidos espaciales nunca escuchados anteriormente. Pero lo que me fascinó fue el innovador impulso de los secuenciadores analógicos a modo de viaje interminable. Aquello era raro y diferente para entonces. Acostumbrado a la melodía y a las progresiones de acordes del blues y el rock, aquello me pareció muy extraño y al mismo tiempo intrigante. Los primeros sintetizadores moog los escuché por ELP. Tíos que sabían escribir música. Lo de los alemanes no me pareció que fuese “música” precisamente. Sonaba a películas de terror en mi infancia…aquello eran efectos, no música. Que conste, que me aficioné mucho a la electrónica berlinesa pero siempre tuve claro que aquello eran más caprichos y trucos de la tecnología que conocimiento musical. Y lo sigo pensando. Tengo también que aclarar que no considero progresiva a la música electrónica ni tampoco al prog rock como terminología que se aplica a todo lo que suena peculiar. A mediados de los años 70 se acuño el estúpido termino de Krautrock a todo sonido raro proveniente de Alemania. Una forma despectiva británica refiriéndose al repollo o al chukrut germánico. Mi intención por tanto no es hablar tanto del kraut y la electrónica sino de la parte más progresiva melódica del panorama germano.
A mi parecer meter el krautrock y la electrónica alemana como suelen hacer dentro del panorama progresivo no me parece muy acertado. Nunca he estado de acuerdo. Cierto es también que las bandas más famosas como Agitation Free, Can, Ashra, Amon Duul, Neu, Cluster, Popol Vuh, Kravilkel, Cosmic Jokers, Deuter, Dzyan, Embryo, Passport, Erlkoenig, Faust, Gila, Jane y un larguísimo etc que no menciono para no aburrir, poco o nada tienen que ver con lo que yo entiendo por prog rock. Sé que muchos no estarán de acuerdo, pero todas estas bandas están más cerca de la psicodelia, modas tántricas del space rock, de la electrónica, de la fusión, del ambient incluso de la llamada world music y más primitivismos ancestrales sonoros concretamente de lo experimental o del rock a secas que la de una banda de rock progresivo clásico.
El problema de Alemania es que nunca tuvieron unos Yes, Crimson, Tull, Camel, Giant, Floyd o Genesis que traspasasen fronteras. No digo que no tengan bandas famosas e importantes, tan solo que en realidad son poco conocidas fuera del ámbito de los enterados del tema. Eso sí. Tienen tecno trance y festivales rave a patadas. Curiosamente Alemania fue la cuna de la grandilocuencia sinfónica del siglo XIX como lo fueron sus vecinos austriacos. Sin embargo, por extraños designios no caló el rock sinfónico de la misma manera que en Inglaterra. Tampoco en Francia con todo su modernismo, a decir verdad, siendo Italia la excepción. Cierto es que en USA triunfaron todos sin que podamos decir que los yanquis tuvieran una autóctona y verdadera banda sinfónica emblemática. No. No la tuvieron a un alto nivel como ocurrió con los británicos incluso aunque os pasen algún que otro nombre de platino conocido por la cabeza. Soy consciente. Pero no. Sin embargo, los alemanes como pueblo serio y disciplinado que son y con su legado musical, podrían haber sido los reyes del asunto. No fue así. Interpretaron mal a Wagner y a Sigfrido y les dio por declarar la guerra al resto del mundo en un delirio enloquecido.
De hecho, recién terminada la guerra en los inicios solo copiaron las fórmulas que venían de los USA o del Reino Unido. Poco después el furor de la costa oeste americana, la psicodelia y el hipismo formaron las bases del llamado rock alemán con la diferencia de que fueron mucho más allá de las normas con una libertad absoluta para la experimentación y la improvisación y principalmente en el efecto sonoro primitivo y maquinal. No hay que olvidar el reciente pasado. Estamos a finales de los sesenta y el trauma del nazismo la guerra fría y medio Berlin tomado por el régimen comunista mostraban una sociedad asustada, paralizada, agobiada y con deseos de romperlo todo. La politización política radicalizada, el espíritu de revolución y el absoluto desprecio por las normas arcaicas de una sociedad en ruinas después del desastre de la segunda guerra mundial dejaron a Alemania con un complicado sentimiento de culpa y rabia que de alguna forma quisieron expresar en ese llamado “Krautrock” salido de las comunas anarquistas que predicaban un mundo ingenuo e imposible. Una alternativa caótica. Pero no voy a hablaros del krautrock ni de revoluciones. A mi edad ya están hechas todas las revoluciones y todas las estupideces de juventud. A día de hoy lo más revolucionario es intentar ser normal discreto y coherente. Lo realmente outsider hoy es la sensatez. Entonces simplemente os voy a hablar de los que aprovecharon su tiempo para hacer música. Para hacer rock progresivo sin tantas paranoias exabruptos y locuras llenas de ocurrencias de esa Europa trastornada de la guerra fría y espasmos en torno a múltiples sustancias desvaríos y comportamientos extraños. Zappa supo reflejar sarcásticamente esa tontuna juvenil que afectó a muchos de mi generación.
Las bandas de las que voy a hablar durante las siguientes semanas no van a seguir un orden cronológico. Lo dejaré al capricho personal y al estado anímico del momento. Por gusto personal los grupos estarán más orientados al prog sinfónico alemán. Una vertiente bastante oscura y poco conocida. Hay de todo, desde exiguas bandas de los 70´s hasta neo prog actual. Algunos son conocidos por los “expertos” otros probablemente no salieron ni del ámbito familiar o amistoso.
Tengo que aclarar que si buscamos el nivel del prog sinfónico británico en el panorama alemán no lo vamos a encontrar. Hay que ser realista. Eso no implica que muchas bandas germanas nos van a ofrecer muy buenos momentos musicales y en este sentido os pido que por una vez dejemos las exigencias snob y disfrutemos de una forma natural la música. Allá vamos pues.
ANYONES DAUGHTER: “In Blau” (1982)
Esta banda tiene su origen en Stuttgart en 1972. Su disco más conocido fue “Adonis” de 1979. Muy buen disco por cierto, pero quizás no a la altura de este que os comento. Como yo siempre prefiero que la gente cante en su idioma original, “In Blau” su tercer trabajo en estudio está cantado en alemán y esto le da mucha más fuerza y personalidad. La suave vocalización de Harald Bareth su cantante bajista es una de las peculiaridades del estilo melódico y preciso de esta banda. Hay que destacar el trabajo instrumental que realizan mano a mano tanto del teclista Mathias Ulmer como la guitarra solista del joven Uwe Karpa que junto con sus hábiles arpegios acústicos dan a cada tema una calidez muy agradable. Tan pronto se aproximan a las estructuras de fusión jazz rock como a pasajes casi folkies. Esto siempre enriquece cualquier composición en el estilo prog. La variedad de recursos y cambios es lo que generalmente evita que la música sea aburrida. Para eso se inventó el estilo que nos ocupa. Los cuatro temas de la primera cara vinílica tienen un estilo de fácil asimilación algo balada nostálgica que no debería confundirse con perfumes pop aunque de alguna manera esté siempre presente.
La cara dos del disco es algo más compleja. Dos cortos temas de inicio pero muy elaborados y la estupenda suite “Tanz und Tod” de más de 15 mtos donde la banda desarrolla lo más interesante del estilo que los define. Un hermoso álbum de rock sinfónico.
Alberto Torró.