Esta semana nos vamos a un trío a la Nice - ELP con un solo disco para variar. Probablemente sean de las agrupaciones más oscuras y poco conocidas dentro de los archivos de los que se tienen constancia. Reconozco que para mí el simple hecho de que en aquellos años de crisis creativa se grabasen estas cosas y más viendo que estamos en 1981 casi roza el contrasentido de los tiempos y escuchado el disco estamos con la misma perplejidad en pensar que esta música se compuso mucho antes. No en vano el trío que nos ocupa se formaron en 1974 y debo imaginar que la otra trilogía prog más famosa de la historia ejerció una profunda influencia en el teclista y líder de este combo llamado Hans Peter Neuber. Sus compatriotas Triunvirat tuvieron más renombre y suerte.
Como es de esperar en este tipo de músicos de los años 70´s se percibe que los estudios musicales y la técnica no suponía ningún problema en la mayoría de los casos. Mucha gente salía del conservatorio o tenía conocimientos de música y en eso se apartaban de sus locos y caóticos colegas del Kraut. Por lógica para hacer rock sinfónico y composiciones de cierta complejidad no basta con saberte los acordes mayores y menores y sus aumentados o disminuidos del teclado y tener cierta habilidad con las escalas que se derivan de ello para hacer melodías. Entraríamos en entresijos musicales mucho más complejos de teoría, armonía y composición y no viene al caso. Tan solo hay doce semitonos en una octava pero las posibilidades son infinitas. Toda la música parte de esa base y lo más difícil es la imaginación de lo que se puede hacer con ello. Tengo que confesar que una banda de rock que no tenga un teclista para mí siempre ha sido un problema. Supongo que es la limitación de sonidos al emplear solo guitarras lo que me frena en cualquier banda. El teclado es el equivalente a “orquestación”.
Cinco piezas muy estudiadas componen esta “vela encendida” y no son un clon de ELP. Tan solo los medios para hacer música son similares y aclarar que no hay un moog sino un korg como sinte principal. El resto es órgano, piano, clavinet y el a veces cursi string ensemble. La forma de tocar del teclista es bastante peculiar. A veces parecen nerviosas improvisaciones. Es evidente que el bajista y batería están a la altura y la voz solista no está nada mal. No son Un Lake y un Palmer pero se las apañan. Tan solo me sobra el largo solo de batería en el tercer track. Perdonable. El habilidoso guitarrista-bajista le da cierto sabor jazzy para que las cosas no se atasquen o se acerquen demasiado a Emerson y cía. Los teclados nos ofrecen buenos momentos.
Lo mejor es el tema final “Expedition to the Sun” con sus épicas y vericuetos progresivos y como digo antes, a veces peculiares. Como suele ocurrir con estas limitadas producciones el programa es cortito. Cinco temas dos muy cortos. Uno de nueve con demasiado solo de batería. Los dos mejores son “Ethernal faith” con un expresivo piano de 5.13 minutos y los catorce de la expedición al sol. Imagino que encontrar este vinilo será cosa de locos ya que apenas se hicieron copias.
Alberto Torró