Ya ha visitado éstas santas páginas la brillante sintetista norteamericana. Experimentadora de las de verdad. Además de investigadora de sonidos para la factoría Moog y divulgadora de sus productos a través de conferencias, clinics o conciertos donde la improvisación es real. Lo dicho, auténtica. Teclista del prog combo, Eye (hace tiempo inactivo), y con una fecunda carrera en solitario. Más de cincuenta álbumes avalan su experiencia. Comenzando en 1994 con su debut, "Snowy Dreamscapes". Respetada en los círculos más serios del género y fiel defensora del hardware synth. Nada de trucos aquí. Señales atávicas.
Para éste último "Total Eclipse", extrajo de su monstruoso equipo instrumental varios Moog Modular Systems, ARP 2600, Korg PS3300, Yamaha Symphonic Ensemble, ARP Omni, Moog Mariana, Moog One o Moog Polyphonic Synthesizer. Pocos del gremio se toman esto con tanta fidelidad, te lo aseguro. Una activista que cumple con su propio ejemplo.
"Mariana" (3'03) nos abre las puertas de su imperio analógico, un Eldorado electrónico a descubrir y valorar como lo que es, un tesoro incalculable de prog-trónica atemporal. Los graves hacen temblar los cimientos como antaño, mientras que la melodía se muestra sinfónica y jarreiana.
Más berlinesa en "Space Cobra" (5'02) , casi en modo retro-synth wave, con aspectos secuenciales protagonistas que retrotraen a un tiempo ya histórico. Su electro-ouija invoca a Tangerine Dream de finales 70 con total espontaneidad. Oriental flavour, y capacidad para construir melodías flasheantes, casi intuitivas y de rápida asimilación.
Irreal absolutamente lo de "Space Essex" (5'01), como un Tomita revivido, o incluso más atrás, un pionero de bata blanca de los años 50. Electrónica del "Proyecto Dharma", retro sci-fi con todo su encanto y misterio kitsch. Rancio-future que nunca queda out o demodé. Porque suena más futurista que nuestro aburrido y engañoso presente. Me quedo allí. Aquí todo es mentira.
Me dejo llevar por el majestuoso despegue de "The Ridges" (11'14). Segura en su inmenso cuadro de knobs y faders, Bella Donna pilota el espacio con la veteranía del mejor cosmo-psycho-nauta kosmische de los alemanes 70. Quién necesita interminables series-coñazo tv, de plataformas esclavizantes? Teniendo éstos guiones abiertos para tu mente? Escuchar esta música significa absoluta libertad de movimiento mental. Y plena fantasía sin adulterar, manipular ni comprimir. Cero censura. No es maravilloso? Que le den a Hollywood, los canales (se llaman "cadenas" por algo!) y a toda su decrepitud. Aquí te dejan etéreo, ingrávido y listo para experimentar una visita a otros planos astrales sin necesidad de palmarla. Todo a su tiempo. Esto es real kosmische sin topicazos secuenciales berlineses mil veces escuchados. Música experimental electrónica seria. Una densa nebulosa mutante, como en las más avezadas aventuras teutonas de los 70.
Ahora se aproxima una exposición viva, auténtica y sin manipular. Se llama "Live at the Mershon Auditorium" (16'00). Imagino que una improvisación en directo de la que se siente particularmente orgullosa. No es para menos. Desde Tim Blake a Eddie Jobson, sus exploraciones FM son ambiciosas, emotivas y psíquicamente descriptivas. Dan pie a la imaginación, que al final, es de lo que trata esto. Me fascinan sus anárquicas salidas, nada académicas, casi gamberras, a veces. Que fluctúan en la mente del oyente mejor que la más abigarrada de las sinfonías. Juega con los tempos, el silencio y el suspense. Demuestra alto nivel de inteligencia y astucia psicológica en el resultado. Con una sensación de abducción mental completa. Una pequeña genialidad, cruzando el Rubicon.
Por si no era suficiente, "Dawn of a New Age : I - In the Calling, II - April's Occultism , III - Total Eclipse y IV - Gongs" (17'23) es la película final que puedes construir en tu coco mientras te absorbe ésta sincera dedicatoria al kosmische más místico y legendario. Torrenciales borbotones analógicos que traspiran clasicismo y eternidad. Singularidad y elegancia melódica.
Bella decadencia romántica y sobriedad de formas que están por venir. Porque esto es la música clásica de dentro de 300 años. Y Lisa Bella Donna debería trascender al tiempo.
Mientras, los onironautas (viajeros del sueño), seguiremos viéndola como nuestra guía-madre en nuestras aventuras extracorporales.
J.J. IGLESIAS