Evidentemente la portada de este disco es un claro guiño a las tubulares oldfianas, que aquí por simpático capricho son dos grifos retorcidos. Es cierto también que mucha música de Mike Oldfield en alto porcentaje pasados los años 70´s y con alguna excepción de piezas sueltas es tan aburrida como escuchar el agua que sale del lavabo y muchas veces con residuos de agua sucia amarronada. El sonido Oldfield dentro del rock progresivo es un punto y aparte lleno de antagonismos. Unas veces genialidades, otras un aburrido rugir de tripas bucólicas de new age. Ha habido de todo en un estilo en sí mismo, como lo es el de este señor. Culpable muchas veces de que exista la nueva era y el sonido new age.
La música tiene muchos objetivos: cabrearte, excitarte, ponerte nervioso, maravillarte, emocionarte, hundirte en la miseria, deprimirte y lo peor de todo ello que es aburrirte. Nada es peor que el aburrimiento en música. El famoso británico nacido en Reading si mal no recuerdo ha tenido muchos imitadores-seguidores y naturalmente ha tenido hijos listos y tontos. Tenemos casos estupendos de la música tubular en gente como Robert Reed líder de Magenta o como en el caso de los japoneses Asturias. Pero claro hablamos de gente de alta comprensión y nivel musical que han cogido la parte más compleja e interesante del asunto. La música instrumental tiene muy diferentes vertientes. Generalmente y salvo excepciones la prefiero a la cantada. Pero eso sí, que haya muchos cambios y vericuetos sonoros que eviten el estancamiento y no nos lleve a ese estado de meditación abúlica del minimalismo y relajación tonta porrera algo de lo que incluso presume la mayoría de música “electrónica” y del hipismo transcendental. Con la excusa de “viaje” y conciencia cósmico-emocional se ha hecho música que aburre e irrita a la vez hasta lo indecible. Martirizarte al escuchar ambient experimental, new age tibetano, doom industrial, techno dark, space dub o a algún otro parecido iluminado atmósférico berlinés con un acorde monótono que no cambia en 20 mtos y si tienes un ataque de gota o malestar estomacal puede llevarte a la desesperación colonoscópica. Exageraciones y gilipolleces aparte, recuerdo una frase de Igor Stravinsky que decía que ir a un concierto para echarte a dormir era una experiencia lamentable. Hay mucha música para echarse a dormir desde luego, pero tambien no más que otras que con la etiqueta free o tech solo producen dolor de cabeza, flatulencias, dolor articular, gastritis crónica, alteraciones nerviosas y malestar general.
No es el caso de esta agradable banda finlandesa de seis tipos que, con un interesante despliegue de instrumentos, nos llevan por diferentes estados de ánimo. Música activa, cambiante, rica en matices, melódica y muy entretenida. 63 mtos de disco con piezas medianamente largas, con piano, teclados variados, acústicas, clásicas, eléctricas flautas, bajo, percusiones y con algún toque peculiar étnico como efecto y sin abuso. Música sumamente entretenida y muy recomendable para los que huyan de ingredientes light monótonos y bajos en calorías.
Alberto Torró