De Rusia tengo que decir que he sido y soy un entusiasta tanto de su historia, de su literatura, de su arte y por encima de todo ello de su música clásica. Lo heredé de mi padre fascinado por Gogol, Tolstoi, Turgeniev y Dostoyesky y por la música de Rimsky Korsacov y Tchaikovsky. Desde crío oía música rusa en mi casa. Un pueblo y una raza complicada a la vez que fascinante y extraña.
De Glinka y el romanticismo, al grupo de los cinco. De ahí a Shostakovich y a otros modernos compositores soviéticos, he dedicado años de escucha y horas de lectura. Mi pasión por la música rusa va más allá de un simple melómano y ya sabéis que han sido fuente de inspiración para algunos grupos de rock sinfónico ultra famosos. Probablemente mi excesiva inclinación por el prog sinfónico se deba a ellos sin ningún género de dudas.
Yo me preguntaba muchas veces para cuando rock progresivo ruso…? Con la base que tienen podrían eclipsar a cualquiera. En 1989 caía la Unión Soviética y con ello se iniciaba el aperturismo perestroico de Mihail Gorbachov. Antes Rusia en lo que a música “moderna” se refiere, se limitó a bandas de jazz de influencia occidental, su música popular rica por su enormidad geográfica y curiosamente por la experimentación electrónica más avandgarde. Pero aun siendo una dictadura, respetaron las raíces de la cultura ancestral, tal como hicimos nosotros con los toros, las manolas, el flamenco, Peret y el fary y borrando cualquier atisbo de buen gusto. Exactamente igual vamos. Dejémoslo.
Centrándonos… de los 90 a esta parte, Rusia ha ido gestando y experimentando poco a poco un mayor acercamiento al rock en todas sus vertientes, progresivo incluido. Para mí es un placer y algunas de esas bandas aparecerán por estas reliquias rockeras más pronto que tarde.
Ciolkowska es una joven agrupación de chavales de San Petersburgo que hacen una especie de space rock- psicodelia a su estilo. A lo ruso. Este disco que os comento tiene la particularidad de utilizar un Ukelele como instrumento solista por parte de Alesya Izlesa. Podéis pensar que narices hace un instrumento tan sumamente limitado y sinceramente me deja perplejo. Lo que sí os puedo asegurar es que le saca un buen partido. La complementan un trío bajo-guitarra-batería sumamente competentes para ensamblar el ukelele en una música que atrae la atención en un viaje ácido, muy interesante.
Pueden recordarnos al kraut viejuno de unos Ashra o Agitation Free. Es un disco de escucha cristalina, con guitarradas oníricas de lo más hippioso. Cantan en ruso, como debe ser, aunque en breves fragmentos. A pesar de la escasa instrumentación llenan lo suyo y sacan partido a su música con un sonido envolvente y muy agradable. Las piezas rondan entre 7 y 11 minutos y cuentan con una buena producción de sonido. Estaremos atentos al país del Vodka, arenques, caviar y hermosas damas. Curiosa portada.
Alberto Torró
Temas
1. Aspera/Astra 00:00
2. Bang-Utot (Koshmar Pirata) 11:01
3. Eject (Jam) 14:29
4. Zauryadnaya Radost' 20:05
5. Nizhe Travy (Jam) 28:47
6. Belka i Strelka 36:11
7. Tuda b (2dub) 46:29
8. Tao Te Ching 56:17
Formación
Yegor Svysokikhgor - guitarra, voz
Alesya Izlesa - ukulele
Ivan Moiseev - bajo, voz
Kirill Tsarkov - batería
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