Sumergirse en los bosques progresivos de Quebec en los 70 es un mundo tan fascinante como cerrado. La de bandas y solistas de habla francófona que pulularon por esa escena no tiene fin. Es un no parar de descubrir discos de notable para arriba, nombres absolutamente anónimos. Uno de ellos fue el multiinstrumentista Michel Madore. Experto guitarrista de 12 cuerdas, pero también interesado en los teclados y otros sonidos. Para su primer disco, "Le Komuso A Cordes", grabado en 1975, supo reunir un buen equipo de magníficos músicos. Madore también toca ARP Solina, ARP Pro-solist, piano, EMS synth y ocarina. Ron Proby se encarga de saxos, Ocarina y mini-moog. El batería Mathieu Leger fue miembro de Dionysos, excelente psych band canadiense que recomiendo. Philhippe Beck estaba al piano acústico y Fender Rhodes. Y Errol Walters en el bajo acústico y eléctrico. La música creada era de una belleza instrumental evidente, con planeadores resultados psico-sinfos y merodeos jazz propios del momento.
"Mac" (7'21) nos plantea a un músico muy ligado, a pesar de la lejanía, con Francia. Concretamente con Carpe Diem, Atoll o Cyrille Verdeaux y sus Clearlight. El saxo de Ron Proby también conecta con Didier Malherbe, colaborador de Clearlight y por ende, con los Gong de mediados 70 ("Shamal"). Es un estupendo tema lleno de "vivencias" dentro de su desarrollo. Desde luego, aquí "pasan cosas" sin parar.
"Ballade" (3'52) es dirigida por acústica, ocarina y saxo, en un acolchado teclistico muy relajante.
En "Avant-Derniere" (7'31) la definición sería como kosmische Ant Phillips, Paul Brett o Gordon Giltrap, pero con su estilo particular. Madore juega en esa misma liga, aunque con más humildes medios. Vale, esto podría ser un soberano aburrimiento (como todo lo soberano, menos el coñac), si lo trasladamos a la perspectiva "new age" de posteriores años. Pero estamos en los 70, y aquí estaban "vacunaos" contra eso. Además de contar con un batería extraordinario que sacude cera como Bruce Lee con hemorroides. Así que de "calma Zen", aquí, la justa.
En la segunda parte del vinilo las líricas vibraciones space continúan. "Stanley" (3'56) podría ser un instrumental de Hoelderlin o Novalis. Mientras que la extraordinaria "Rush" (6'07) (ooops!), podría pasar por material de Missus Beastly, Kraan o Missing Link, en su gloriosa forma Space-jazz rock, llena de detalles microscópicos.
Lo mismo tenemos en "Juggernaut" (9'21), donde se precisa especial atención para disfrutar de tal cantidad de sabores. Posee esta pieza una cegadora calidad que la hace destacar claramente de todo el álbum. De ser alemán, Michel Madore hubiera acabado fichado con toda seguridad por IC, Sky o Kuckuck, por similaridades estilísticas. La breve "Bali" (2'00) termina con exotismos alucinógenos. Un bello disco para ser disfrutado en cualquier fase temporal y anímica.
Michel Madore hizo la continuación a éste en 1978 con "La Chambre Nuptiale". Más electrónico y en modo total sintetista al estilo Schulze (creo que lo editó EGG, todo dicho). Para abandonar la música poco despues, por sus otras actividades como escultor y pintor. Con la que se avecinaba, acertó de pleno. Quizá nos vimos privados de más buenos trabajos entre el ambient, jazz y la psico-prog-tronica. Pero Madore se evitó neuras chungas.
J.J. IGLESIAS
Temas
A1Calligraphie7:21
A2Ballade3:52
A3L'Avant-Dernière7:31
B1Stanley3:56
B2Rush6:07
B3Juggernaut9:21
B4Bâli2:00
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