El refinamiento y el gusto por el modernismo les llevan por fin a realizar una música que, si bien ya tiene su punto de partida en el palacio de Cheval, los llevarán a una fascinación atemporal por una música tan compleja y mimada que es difícil de etiquetar. A partir de aquí toda la música de Isildurs Bane se aleja por completo de cualquier referencia conocida dentro del progresivo sinfónico. La originalidad y la fuente tan rica que supone toda la música que se hizo en las primeras décadas del siglo XX, es un legado inspiracional que pocas bandas se han atrevido a seguir. Quiero citar aquí como argumento al maestro Keith Emerson y a algunas de sus propias composiciones, que parten directamente de formas modernistas muy afines a muchos compositores norteamericanos. Para centrarse en lo que digo se debería prestar atención a piezas suyas como Abadon´s Bolero, Pirates, Changing States, The Score, La tercera impresión de Karn Evil 9 o el propio Piano Concerto para darse cuenta que tipo tan complejo de estructura, harmonía, melodía y ritmo emplea y ya no solo por su pasión por Aaron Copland, sino por muchos otros de esa generación de clásicos modernos a nivel global.
Pero bueno no nos salgamos del cauce, aunque lo utilice como ejemplo de ciertas similitudes. El siguiente y doble cd en su edición original y bonita caja negra de cartón tuvo a bien llamarse “The Voyage: A trip to Elsewhere”. Se grabó entre noviembre de 1991 y junio de 1992. La obra más ambiciosa de Isildurs bane y para mí, su obra maestra. Evidentemente continúan como trabajo histórico-conceptual esta vez basado en otro extraño personaje llamado Adolf Wölfli (1864-1930) un artista suizo que pasó la mitad de su vida en un hospital psiquiátrico (los de rockliquias deberíamos tomar ejemplo) y la otra mitad viajando por el mundo y recopilando las más extrañas experiencias. Su legado fueron pinturas, inventos, composiciones y ensayos y como en el caso del loco arquitecto Ferdinand Cheval, este personaje es un maldito y olvidado de la historia del arte. La preocupación intelectual de Isildurs Bane se centra en elementos nada habituales y sin duda originales en un contexto musical como el nuestro.
“The Voyage” es un disco tremendo, inmenso. Una obra musical que va mucho más allá de lo habitual en el estilo. Como en el trabajo anterior nos encontramos con un amplio y variado despliegue de ejecutantes. El line up básico del grupo con los Johansson, Emilson y Sverinson, se ve aumentado ahora por músicos de cámara como el Zorn Trío, un coro vocal mixto de 18 integrantes y numerosos músicos invitados. Riqueza de medios que es lo que esta música reclama y ante semejante despliegue de medios humanos e instrumentales os podéis hacer una idea de las proporciones del proyecto. Voyage se presentó en una doble caja como volumen 1 y volumen 2 y un libreto apaisado cuidadosamente presentado donde relatan con detalle cada pieza del álbum. Gaudí y su Sagrada Familia. Tarjetas postales y sonoras a la Francia de finales de siglo XIX. Referencias al arquitecto revolucionario Karl Junker´s (1850-1912) y a todo ese perfume sepia y encantador del impresionismo. Cuando yo hago música aparecen esas melodías intemporales pentatónicas tonales tan hermosas tan claras y tan maravillosamente pasadas de moda por lo que mi connivencia con estas músicas va más allá de mi mera labor de comentarista musical.
La música está prácticamente compuesta por el teclista Mats Johansson. “The Adventures Of The Whirling Delerium” 12.01. Un tren entrando en una estación, un aeroplano, una banda de música popular…una puerta violentamente cerrada… una narración en varios idiomas y el grupo va entrando en una música indescriptible y obsesiva. El piano se hace con el protagonismo pronto contestado por cellos y violines. El retorcido entramado prog no se hace esperar demasiado con fórmulas muy elaboradas entre lo clásico, lo contemporáneo hasta que la cuerda se relaja en una inmensa ternura. Precioso.
“A Telescope And a Hot Air Ballon” 9.12 mtos vuelven a adentrarnos en la descripción total en términos de nostalgia, inquietud, amargura, sofisticación en un diálogo entre violín y cello. La guitarra eléctrica hace su entrada de forma descarnada, arrastrada. Expresividad entre la melancolía y la tristeza. La música nos describe situaciones, sentimientos. La música nos habla de una música y época encuadrada en el impresionismo francés y una inmensa belleza culmina al fin y al cabo.
Aparecen joyas que no exceden de los cinco minutos como “Picassiette: First walk” o las citas de una jornada en la Sagrada Familia. El refinamiento y la delicadeza se apoderan del sonido con pinceladas de flauta y arreglos que rozan el cristal. Todo el primer volumen está lleno de carga emocional y de belleza sonora dentro de una alquimia de estilos jazz incluido.
El segundo volumen tiene la larga “Wild Is A toad” con 17 mtos de prog de alto calibre a la fripp crimson pero con mayor complejidad armónica y ritmos contrastados. Tras los iniciales cuatro minutos, piano violín y cello toman de nuevo el protagonismo absoluto en forma de sonata que pone los pelos de punta. La parte más dramática del disco y posiblemente la más genial. El estallido y la resolución capitular con un “tutti orquestal” produce un efecto sobrecogedor y emocionante.
La sombra de Satie reaparece en las diferentes apariciones de “Picassiette” con sus dulces y amables perfumes franceses. Llegando al final una pieza extraña y vanguardista como “Nimis-Wotan´s Tower da paso a un coral religioso en la última parte de la Sagrada Familia que se rubrica en “Magnificent Giant Battles” vanguardia pura y música inclasificable que cierra uno de los mejores discos que he escuchado en mi vida de rock progresivo y la etiqueta prog incluso se queda corta. Imperdonable no tener este disco.
Alberto Torró
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