Este álbum me pareció verlo editado en España en algún momento, aunque no estoy muy seguro. Para muchos es el punto álgido de la banda, aunque el anterior se llevó la gloria progresiva.
En esta ocasión se convierten en cuarteto con la inclusión del pianista Gian Piero Reverberi que junto con Pagliuca realizan en la pieza de apertura el disco de Le Orme más “emersoniano” de su carrera. Aquí incluso y concretamente en este primer corte, se pueden parecer ligeramente a los alemanes Triumvirat con su “Illusions on a Double Dimple” del mismo año. Contrappunti es un LP bastante más sinfónico que sus anteriores trabajos y difiere mucho del Felona.
Los contrastes acústicos y melódicos de Aldo Tagliapietra con ese perfume campestre casi folky y ensoñación mellotroniana la encuentras en la bonita “Frutto Acerbo” y cantando casi “a pelo” en “India” y con mucho efectito de teclados en la parte instrumental.
“El fabricante de ángeles” es otra bonita canción con arreglos muy cantábiles de teclados y Emerson-Jurgen Fritz siguen colándose por los recovecos. La reflexiva “Notturno” a lo Chopin y con sus arreglos de “baja intensidad” sinte aquí…órgano allá, nos meten de nuevo en terrenos de órgano rugiente en la pieza final de casi 9 minutos “Maggio” donde un hermoso pasaje sinfónico de sintetizador juega con algún que otro capricho experimental, pero sin salirse de madre. Esta pieza es una de las mejores del grupo y sumamente agradable de escuchar. Lástima que como siempre cuando le estas cogiendo el gusto el disco se termina. Otros escasos 33 minutos.
Las caras de los vinilos daban para bastante más, pero en Italia era una constante en la mayoría de las bandas hacer discos cortos y piezas que raramente iban más allá de los 6-7 mtos y en un porcentaje muy alto no superaban el formato canción de cuatro mtos. Quizás sea mi manía por las largas épicas y momentos imbricados y jodidos de tocar y supongo que es una patología musical en muchos sinfónicos.
Con respecto a mi anterior artículo de la semana pasada y como en otras ocasiones, yo intento entretener con comentarios socio-políticos los momentos históricos en que aparecen los discos y a veces los acontecimientos que van asociados a la música para enriquecer un poco la forma rutinaria de hablar de manera mecánica sobre música. Para evitar que alguien más se ofenda, como me ha sucedido, tomo nota de a donde hemos llegado, y a la falta de apertura mental y sentido del humor, y visto el panorama, no mezclaré en lo sucesivo asuntos al margen de la música. Percibo que no se puede hablar de nada que no sea políticamente correcto o no pertenezca a los mundos de Yuppi, debido al retroceso social, mental, intolerante e intelectual en que vivimos. Esto ya no tiene arreglo y no se permite el sentido crítico de las cosas. A veces me pregunto, qué sentido tiene escribir algo con honestidad. Oigamos música pues… mientras podamos. Lo único sensato que queda (de momento).
Alberto Torró
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