Las canciones chinas salieron como dos Cd´s individuales pero bien podrían ser un doble álbum. La edición original y encarte están en ruso, aunque supongo que habrá algún folleto informativo en inglés en alguna parte.
La primera entrega empieza con un hermoso piano clásico y voz con fina guitarra eléctrica que pronto estalla en sinfonismo en la segunda pieza: “absorto en mis pensamientos” a una velocidad de vértigo en entrelazados sonoros de teclados y guitarra con una sección rítmica tremenda y complicada. Aunque como siempre Ilyin domina por doquier la guitarra solista de Alexander Malakhovsky cobra mayor importancia y protagonismo. Como siempre la composición es de locura épica y grandilocuencia sin fronteras. La espectacular batería de Yuri Skripkin y el complicado e incansable bajo hacen el resto. Los toques orientales y pausados en la tercera nos dan un pequeño respiro. La música es nostálgica y triste pero tremendamente melódica y sugerente como sucede en casi todo el trabajo discográfico de esta extraordinaria agrupación de verdaderos músicos. Tanto las influencias barrocas en “sentado sin preocupaciones” que resulta un título irónico porque con cierto perfume afrancesado clásico en la forma de canción, se mezclan las peculiaridades eslavas en cuanto a ese sentimiento de pérdida y abandono de destino implacable. “En la ventana” es más grácil y simpática con esa rueda de acordes típicos y desenfadados que a veces Gennady ofrece siempre en base académica que para eso es maestro licenciado en música. En “llegó un invitado inesperado” y a no ser por la voz en ruso, me recordarían mucho a los The Enid. En realidad, no están tan alejados muchas veces. El desarrollo instrumental de esta pieza es una delicia. Armonía compleja, superposiciones rítmicas, contrapunto, fuga, arreglos de viento, y cualquier aditamento típico de la música clásica llevada al rock sinfónico de manera magistral y perfectamente integrada. Da gusto.
La riqueza sonora de las pequeñas tragedias ensombrece a muchos otros grupos incluso de los buenos y decir esto es decirlo todo. Son exigentes con el oyente, pero nunca en el sentido de hacer música experimental o de vanguardia. Ellos son músicos a la antigua usanza. Conocen todos los secretos de la composición y no amargarán nunca al oyente con ocurrencias ni con atonalidades perniciosas con la manida teoría de intelectualismos desafiantes y aleatorios. En absoluto. Hacen música con mayúsculas y punto. Los trece minutos cristalinos de “Wanderer” son una declaración de sus principios más exquisitos y de su forma de entender la música con una delicadeza y claridad que pocos poseen. Yo diría que es un romanticismo sonoro en todo su esplendor.
El segundo volumen empieza de manera más animada en ese estilo vocal que a estas alturas de su discografía ya nos resulta familiar y original. Repito que si has superado este punto ya son tuyos, porque su música te será siempre una fiel compañera. Hay que hacer hincapié en la importancia del saxo de Aleksey Bildin, siempre inteligentemente integrado en la composición y enriqueciendo cada parte en su lugar predestinado. El precioso sinte de la breve luz de luna preludia a “mi corazón está triste” y que corazón ruso no está triste diría yo. La melodía de esta pieza me resulta conocida de alguna manera, pero yo creo que es por el uso “formal” de ese tipo de rueda melódica que me recuerda a alguna película francesa de autor. Pronto el desarrollo épico amplia la melodía. Es la pieza más pegadiza que he escuchado de este grupo sin duda. Lo mismo ocurre con la intrascendente “viento vernal, polvo de carretera” que deja para el final los dos largos temas que rubricarán ambos discos.
“Los eventos de mi siglo no valen nada”: que título más imponente, ni yo habría acertado mejor en mi licenciatura en pesimismo profesional cum laude. Tema que coge la melodía pegadiza para desarrollar una ampulosa pieza de fuerza a lo Magnus Opus de Kansas o ELP caso rozando el metal en la base rítmica, aunque sin macarradas. Tiene su parte central melódica con voz y después unos endiablados riffs y escalas impresionantes para agotarse detrás de las baquetas y quedar exhausto. Tremendo ¡que tíos!...como tocan. “El barco junto al lago es solo para tres”. Sugestivo título si son de diferente sexo y hay intercambio. La pieza es calma como un adagio clásico, aunque para el ejercicio carnal es mejor el silencio absoluto. Poner música mientras cabalgas es una obscenidad y una cursilada. Haciendo un balance estas canciones chinas representan el lado más intimista y delicado de esta banda rusa y por supuesto piezas que guardar.
Alberto Torró
Temas
Vol1
1 I'm Sitting In Front Of A Full Cupn Ot Drinking...
2 Absorbed In My Thoughts
3 Sitting Carefree In Ths Shadow Of The Pavilion
4 At The WIndow
5 There Came An Unexpected Guest...
6 Wanderer
7 Do You Remember How We Said Goodbye?
Vol2
1 Letter To My Wife 6:50
2 In The Moonlight 3:33
3 My Heart Is Sad, Thoughts In Dismay 6:05
4 Vernal Wind, Road Dust 3:17
5 My Century's Events Are Worthless 9:23
6 The Boat By The Lake Is Only For Three 11:31
Vol1
1 I'm Sitting In Front Of A Full Cupn Ot Drinking...
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1 Letter To My Wife 6:50
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3 My Heart Is Sad, Thoughts In Dismay 6:05
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