Volver a retomar aquella senda me ha costado, siento que el tiempo se ha ido de mis manos y que aquellos días mozos están más lejos de lo que puedo recordar, el sabor agrio de este álbum mezcla de krautrock, Jazz/fusión y un “noséqué” me deja corto, tanto tiempo ha pasado desde la última vez que me senté a escucharlo que los recuerdos de este casi no existen, se han perdido en aquella vieja habitación.
Volver a él ha sido duro, ¡DURISIMO!, retornar a la senda, llevarlo a la vida -así lo he sentido-, sentarme a escucharlo de cabo a rabo y luego llevarlo al día a día, es decir curtirme de su sonido, de lo que plasma , y alcanzar el punto máximo para decir “QUE GRAN DISCO” es poco. Pude digerir el álbum y he podido sacarle el jugo, pero el camino ha sido algo trunco, es una obra que peca con algunas cosas, falla en otras y consigue aciertos, es algo irregular, al menos para mi gusto no cubre esa cuota que suelo buscar en una banda de naturaleza Krautrock. Pero OJO eso no significa que el álbum sea una total mierda, como ya dije tiene aciertos, uno de ellos es el concepto que aplica la banda, su naturaleza ecléctica consigue ser muy atractiva y refrescante, la banda es muy versátil para las fusiones y en este álbum se puede apreciar eso, por ese lado no aburre, es constante, tiene buen ritmo, y cala endurecidamente por momentos, como banda Hard Prog/Rock es aceptable, no BESTIAL o imperdible, solo aceptable y aunque tiene un par de defectos dentro de su performance lo que Sameti consigue está bien pero cuesta pillarlo a la primera.
No es una banda que cubra demasiado las expectativas, para coger este álbum hay que tener buen ánimo de lo contrario a uno lo "bajonea" la parte vocal y algunos conceptos, y es que ahí está el lado de la vanidad, quieren resaltar su concepción progresiva y el lado vocal con eso choca mucho, logra saturar, producir malestar, no es un timbre adecuado para ese sonido, ahí flaquea y se vuelve tedioso, incluso molesto e irritante, lo curioso de esto es que cuando la banda adquiere un "tufo" a Krautrock se consigue algo soberbio, la voz por arte de magia logra darle más personalidad a la canción, se mimetiza muy bien con los otros elementos y el resultado es una canción muy acida, oscura, de elevadas dosis de lisérgia y con ese sabor a Krautrock que tanto gusta, aquella mezcla de jazz, psicodelia, folk y esa cuota de personalidad alemana que tanto hace bien al espíritu se vuelve una experiencia muy grata, y eso mi querid@s amig@s es la verdadera esencia de la banda y obviamente el plato fuerte del álbum por lo tanto si quieren explorarlo, lo mejor es darle play a la pista 5, saborear 22 minutos de buen krautrock y luego si convence escuchar las otras pistas.
No hay duda que estamos ante un trabajo muy rescatable, quizás no logre ser tan opulento como otros TITANES alemanes pero la banda en definitiva sabe coger bien los instrumentos, y salvo por pequeños detalles (la voz) la performance aquí es muy buena, hay calidad por parte de ellos (salvo el cantante) y eso se muestran muy bien cuando escuchas el álbum con los 5 sentidos bien puestos. No me quejo mucho de ellos, aunque ahora entiendo porque este álbum estaba en la polvorienta ruma de los discos olvidados.
Después de la grabación de "Yeti" Anderson deja la banda para unirse a Hawkwind. Dieter Serfas y Christian Shart hacen lo mismo y deciden formar su propio proyecto llamado Sameti en Munich en 1971. Para este primer” ensayo musical” la banda cuenta con miembros de Embryo y Amon Duul y como invitados especiales a Robert Eliscu (Popol Vuh) y Jurgen Benz.